Reflexiones sobre Psicología de Fútbol:
ROBERTO JIMÉNEZ

Roberto Jiménez
Reflexiones sobre Psicología de Fútbol:
ROBERTO JIMÉNEZ

“EL FUTBOLISTA NECESITA SER AUTOEXIGENTE, CADA VEZ MÁS

por ROBERTO JIMÉNEZ

En estos 15 años que llevo como profesional he podido comprobar cómo el aspecto psicológico se ha ido integrando progresivamente en el entorno y los hábitos del futbolista. En los primeros años se consideraba una opción, pero poco a poco se ha consolidado como uno de los aspectos fundamentales para alcanzar el máximo rendimiento. Si analizamos las características que debe reunir un futbolista de élite para dar un rendimiento competente, nos será muy fácil entender que el ámbito psicológico y la gestión de las emociones son un aspecto igual de importante o más que el talento puramente físico. Por lo tanto, el valor que yo le doy a la orientación psicológica en nuestro sector es fundamental. El fútbol está en constante evolución. La tecnología avanza rápido en todos los campos. Y con ella, los métodos y el análisis del rendimiento son cada vez más exactos e imponen al futbolista la necesidad de ser cada vez más autoexigente, más exigente con su trabajo y rendimiento. Esto hace que la autoexigencia sea tal, que se necesita de un apoyo psicológico al mismo nivel para que lo físico y lo mental guarden un equilibrio apto para la salud del deportista de élite.

Hay innumerables situaciones a las que un futbolista de élite se puede enfrentar que, con un apoyo psicológico, serían mucho más fáciles de gestionar. En lo puramente deportivo podemos encontrarnos con exceso de presión ante grandes retos, miedo escénico, encajar la falta de protagonismo dentro de un grupo, gestionar la idea que tenemos concebida de nosotros mismos (manejar nuestro propio ego)… más todos los problemas a los que se enfrenta un ser humano en su vida cotidiana: una decepción sentimental, la enfermedad de un familiar, el extrañar a los seres queridos en chicos jóvenes, un problema económico, etc…

El portero se enfrenta a una dificultad emocional mayor que la del resto del equipo, sin ninguna duda. Personalmente pienso que la diferencia entre haber alcanzado el nivel que tengo como portero, que hubiera sido inferior o superior, ha dependido más del aspecto psicológico y de cómo he gestionado mis emociones en los momentos determinantes que de mi preparación puramente física.

Creo que el motivo por el que aún son pocos los entrenadores que cuentan con la colaboración de un psicólogo es que, en el fútbol actual, gran parte de los entrenadores que tenemos en la élite han sido futbolistas profesionales no hace demasiado tiempo y, por lo tanto, conocen bien las necesidades que tiene un futbolista para rendir a su máximo nivel. Estoy de acuerdo en que aún hay mucho por hacer en este campo, pero creo que es algo que se está integrando en el fútbol de élite para quedarse, porque todo el mundo entiende de lo necesario que es el equilibrio emocional en el jugador.
De los últimos años, Míchel y Rubi son los entrenadores que mejor han llevado esta labor dentro de los equipos en los que he estado.

Todavía se tiene la tendencia a pensar que el talento y el entrenamiento físico son más que suficientes para llegar al máximo rendimiento, y la realidad es que no muchos se paran a pensar que quien manda las órdenes a nuestros músculos, el cerebro, es quien más entrenamiento necesita.

El fútbol profesional es uno de esos trabajos en los que no se necesita una formación personal, académica y educacional elevados para desempeñar su labor con gran eficacia. Esto provoca que cuando se llega a la élite en edades tempranas haya muchos jugadores que se enfrentan a un cambio radical en sus vidas a nivel social y económico. Se requiere de una buena preparación psicológica para poder gestionar esos cambios, haciendo posible encontrar equilibrio entre un perfil bajo a nivel educativo y alcanzar un nivel muy alto como futbolista.

En el caso de los porteros, la soledad del portero hace que necesites de un nivel de concentración mucho más alto para competir ya que el nivel de interacción es mucho más bajo. Y si añadimos el hecho de que nuestra posición en el campo nos imprime un nivel de responsabilidad mayúsculo, entonces entenderemos que el aspecto psicológico es fundamental para nuestro rendimiento.

El talento es algo innato en las personas. En cuanto a lo que fútbol se refiere, el jugador talentoso es aquel que ve cosas donde los demás no las ven, o que tiene una velocidad que, aunque se puede entrenar, es innata en él. O unos reflejos de felino.

Cierto es que la capacidad de trabajar sin descanso y la capacidad de superación ayudan en el desarrollo del talento.

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Si hablamos del talento psicológico en un futbolista, haríamos referencia a saber gestionar sus emociones en cada circunstancia para permitir a su cuerpo desempeñar su labor sin carga emocional que interfiera en el rendimiento. Por otro lado, podríamos añadir ser consciente de la realidad que vivimos. Entender que el privilegio y la fortuna de dedicarnos al fútbol requiere de nuestro máximo sacrificio y entrega. Si analizamos la edad a la que un futbolista se enfrenta a este reto, entenderemos que se requiere de un talento emocional muy elevado.

Creo que no todo el mundo está preparado para afrontar esos cambios que supone jugar en otro país, con costumbres, cultura, idioma y estilos de vida diferentes. Salir de la zona de confort personal es una elección propia y, si no tienes la inquietud, ganas de hacerlo, preparación, y lo haces únicamente por la “obligación” profesional, nunca llegarás a encontrar el disfrute y el rendimiento deseados. Debemos tener en cuenta que la excusa es uno de los ejercicios que más se practican en nuestro deporte y que, obviamente, menos nos permite alcanzar el máximo nivel. Mi experiencia en el extranjero siempre ha sido muy positiva independientemente del resultado deportivo. Vivir otras culturas, aprender otras lenguas, y conocer otros lugares son de las cosas que más han aportado a mi crecimiento y madurez personal.

Me encantaría pensar que en un futuro próximo habrá muchos psicólogos deportivos en los equipos que hayan sido futbolistas. Aunque no es imprescindible, sí creo que es una ventaja para poder entender y ayudar a los que vendrán en generaciones futuras. Al fin y al cabo, no hay nada mejor que haber vivido algo en primera persona para poder ayudar a los demás. Con la preparación adecuada, es una de las disciplinas que me gustan para poder seguir ligado al fútbol en el futuro. La inquietud y las ganas ya las tengo.

Como todo en esta vida, para llegar a ser futbolista profesional se necesita de un equilibrio emocional. El equilibrio es la base para desempeñar cualquier función con calidad y determinación. Es necesario trabajar las herramientas adecuadas para solventar los problemas que la vida nos pone por delante y gozar de un entorno sano y saludable que nos ayude y nos refuerce de manera positiva.

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Roberto Jiménez

Roberto Jiménez

Fuenlabrada, Madrid (10/02/86) Futbolista, portero (Atlético de Madrid, Nàstic de Tarragona, Recreativo de Huelva, Real Zaragoza, Olympiacos, RCD Español, West Ham United FC, Deportivo Alavés) conocedor del papel de la psicología no descarta formarse en un futuro en Psicología.