Reflexiones sobre Psicología de Fútbol:
JESÚS CABRERO

Jesús Cabrero
Reflexiones sobre Psicología de Fútbol:
JESÚS CABRERO

Solo dos entrenadores cuidaron de mí a nivel psicológico, coincidió que con ellos obtuve mis mejores resultados deportivos

por JESÚS CABRERO

Mi experiencia como futbolista, tras 20 años como profesional, hace que considere la psicología como un pilar fundamental y determinante en el desarrollo de cualquier jugador. Desde mi punto de vista personal y, valorando tanto las vivencias en primera persona como las que he podido observar de cerca en compañeros, considero que la psicología juega un papel muy por encima del talento y las condiciones físicas. Si habláramos de porcentajes, le otorgaría un 70-80% de importancia sobre el rendimiento y el desarrollo deportivo.

Mis comienzos como futbolista fueron muy buenos, con gran proyección en etapa juvenil. Fui internacional en todas las categorías inferiores hasta sub-20 junto a grandes futbolistas como Casillas, Víctor Valdés, Vicente Rodríguez, Joaquín…, lo que hizo que se generaran en mí unas expectativas muy altas con las que conviví hasta el momento de dar el paso desde juveniles al fútbol profesional. Entonces mi carrera sufrió un frenazo inesperado y difícil de asimilar, se truncaron mis expectativas. Pasé de estar cerca de hacer realidad mi sueño, a tener que volver a comenzar desde cero a los 22 años en un equipo humilde y recién ascendido a Segunda B, como era el Palencia.

Fueron momentos muy difíciles en los que, echando la vista atrás, sin duda los hubiera podido gestionar mejor, y quién sabe si me hubiera llevado a un nivel más alto, si hubiera estado acompañado por la figura de un psicólogo deportivo. Frustración, ansiedad, estrés, inseguridad, incertidumbre, dependencia del resultado, dificultad de concentración, baja motivación, desilusión, pérdida de confianza, fueron emociones con las que conviví.

Por todas estas situaciones pasé y pasan la mayoría de los futbolistas en soledad, con la única ayuda de su entorno, que muchas veces no llega a comprenderte al no estar relacionado con lo que haces. Pasó tiempo hasta que logré rehacerme y encontrar mi sitio en el fútbol profesional. En ese periodo de reconstrucción, mis herramientas fundamentales fueron el sacrificio, la humildad, la ilusión y la generosidad.

Todas estas vivencias despertaron en mí el interés por la psicología y es por lo que decidí comenzar mis estudios de psicología, que me han acompañado y fortalecido hasta el final de mi carrera futbolística.

A lo largo de los años he tenido todo tipo de perfiles de entrenadores (dictatoriales, imperativos, motivadores, educadores…) y he podido aprender cosas de todos ellos. Una cualidad que valoro mucho y que a los entrenadores les cuesta, es la empatía. También la comunicación, muchas veces es escasa o insuficiente. Empatía y comunicación harían más fácil gestionar las emociones tanto individuales como grupales. De los muchos entrenadores que he tenido solamente dos que le han dado importancia al papel psicológico, qué casualidad que ha coincidido con mis mejores resultados deportivos. Uno de estos dos entrenadores contaba con una psicóloga en su cuerpo técnico, algo que creo que cada vez vamos a ver con más frecuencia, ya que el fútbol está abriéndose en este aspecto. Al igual que hace años no existía la figura del preparador físico, ahora tan importante, con el psicólogo terminará pasando lo mismo.

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Nuestra experiencia como futbolistas podría darnos un valor añadido a la hora de desempeñar el rol de psicólogo, ya que considero importante conocer de primera mano el proceso que el futbolista recorre para formar y desarrollar su “talento emocional”. Es necesario formar al joven futbolista en un conjunto de valores como resiliencia, esfuerzo, superación, automotivación, competencia, trabajo en equipo, humildad, templanza, concentración, serenidad, perseverancia, ambición… Además, el joven futbolista requiere un acompañamiento para enfocar de forma óptima aquellas circunstancias que van aconteciendo a lo largo del tiempo, tanto favorables como adversas. Estos son los ingredientes que, en mi opinión, forman el “talento emocional”.

Personalmente cuando comprendí que debía enfocarme en lo que dependía de mí, dejando de lado todo lo demás, aquello que no controlaba directamente, fue cuando más a gusto y mejores resultados obtuve. Sentía que nada ni nadie podía conmigo y todo fluía a la perfección, incluso cuando venían mal dadas. Ahora miro atrás y me doy cuenta de la cantidad de energía y los malos ratos que pasé hasta que conseguí poner el foco donde debía, preocupándome de situaciones sobre las que no tenía control directo.

Para terminar, me gustaría resaltar la exigencia especial que vive la figura del portero, puesto que he desempeñado este puesto como futbolista en toda mi carrera. Lo dicho hasta aquí cobra un valor añadido enfocado a la portería, una posición con gran responsabilidad y poco margen de error. Una labor tan bonita y a la vez tan incomprendida, tan injusta. En muchas ocasiones te exigen imposibles cuando los resultados no acompañan, otras veces por muy bien que trabajes no puedes demostrarlo en los partidos porque el entrenador suele elegir a uno para toda la temporada y no es una posición donde haya muchos cambios. En la portería se vive en soledad y se sufre toda una montaña rusa de emociones. En la portería son claves la concentración, superación, tolerancia al error y gestión de la frustración. Reunir toda esa serie de valores y competencias emocionales, poner el foco en el lugar adecuado es fundamental para no perder la entereza en ningún momento, mostrar personalidad y que se está preparado para la máxima exigencia.

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Jesús Cabrero

Jesús Cabrero

Bolea, Huesca (28/07/81) Futbolista, portero (Real Zaragoza, CD Binefar, CF Palencia, Burgos, Cartagena, Ponferradina, Albacete Balompie, SD Huesca, RC Recreativo de Huelva, RCD Mallorca), le restan asignaturas para obtener el Grado de Psicología, amante del Pirineo.