En estos momentos de pandemia en el que los medios de comunicación no dejan de remarcar la importancia de confinarnos en casa, tanto para mantener nuestra salud como la de aquellos que nos rodean, podemos encontrar casos de personas que para hacer deporte llegan a poner su salud en riesgo. Algunos llegan a no respetar las medidas adoptadas por los responsables políticos. ¿En qué estarán pensando estas personas?, ¿cómo se arriesgan a contagiarse o a contagiar a sus familiares o a que les multen los agentes de seguridad? Pues bien, una posible respuesta a esta pregunta podría ser la pasión.
Algunos os preguntaréis cómo es posible que la pasión, que solemos considerar como algo positivo, pueda llevarnos a realizar conductas perjudiciales para nuestra salud y la de los que nos rodean, por ello, empezaremos desde los orígenes de este término.
¿CUÁL ES EL ORIGEN DEL CONCEPTO PASIÓN?
Desde hace tiempo, los filósofos se han interesado por el concepto de pasión, debatiendo dos posiciones distintas. La primera reivindica que la pasión implica una pérdida del juicio y del control, por lo que los individuos con una pasión serían pasivos y esclavos de esta, como si su pasión les controlase. El segundo punto de vista, un poco más positivo, entiende la pasión como motivación, describe a las personas apasionadas como más activas. Ejemplo de ello es la definición que René Descartes (1596-1650) da a este término describiéndolo como “una fuerte emoción con tendencias conductuales inherentes que pueden ser tan positivas como los motivos que subyacen al comportamiento”. Y posteriormente, Hegel (1770-1831) argumentó que la pasión era necesaria para alcanzar los niveles más altos de los logros. Por tanto, esta segunda visión de la pasión parece sugerir que, los beneficios adaptativos de tener una pasión aumentarán cuando las personas tengan bajo control dicha pasión.
Durante mucho tiempo, el concepto de pasión no ha despertado gran interés en los psicólogos. Los pocos psicólogos que le han prestado algo de atención a este término han enfatizado sus rasgos motivacionales. Otros psicólogos, han prestado más atención a conceptos similares, tales como el de dependencia positiva y negativa o incluso adicción a las actividades que les gustan a las personas. Sin embargo, no queda claro del todo cómo la adicción o la dependencia psicológica pueden llegar a ser adaptativas. Por último, algunos psicólogos mencionaron brevemente el concepto de pasión en contextos de creatividad o como conductor o impulsor de una conducta, muy relacionado con la motivación que comentábamos anteriormente.
Hasta hace pocos años, la pasión en el campo de la psicología se había limitado al plano de las relaciones románticas, donde se estudia el concepto del amor apasionado, sin embargo, no se trataba el tema de la pasión hacia las actividades o el deporte, que es el que nos interesa. Otros conceptos aproximados, como el de actividad indivisible, juego serio, intereses personales o compromiso vital, entre otros, tienen en común con la pasión que asumen el compromiso hacia una actividad, así como que la valoran de algún modo y se acompañan de un componente emocional ligado a dicha actividad. No obstante, estos constructos solo aplican la parte positiva del compromiso prolongado y, como hemos comentado más arriba, ya los filósofos y algunos psicólogos sostenían que la pasión (o el compromiso con una actividad) poseía dos vertientes, una proactiva y una reactiva. Esta última, la vertiente reactiva sería la que nos ayudaría a explicar por qué esas personas, que podemos llegar a considerar insolidarias, salen a practicar deporte, aun a riesgo para sus vidas y de la correspondiente sanción.
LA NUEVA VISIÓN DE LA PASIÓN
Recientemente, se ha propuesto un modelo dualístico de la pasión en el que se definen dos tipos de pasión: una pasión armoniosa (PH) y otra obsesiva (PO). Este modelo se aproxima más a los trabajos filosóficos sobre la pasión, puesto que incorpora tanto definiciones adaptativas sobre formas de compromiso continuo, como formas más desadaptativas de compromiso con las actividades.
Este modelo describe la pasión como: “una fuerte inclinación hacia una actividad que a los individuos les gusta (o incluso aman), que valoran, y en la cual invierten tiempo y energía”. Cuando hablamos del concepto de pasión, hay que prestar especial atención a la dimensión de la valoración, es decir, del valor que las personas le dan a la actividad, ya que es la que diferencia las actividades por las que se siente pasión de otras actividades que a las personas les resultan interesantes y por las que están intrínsecamente motivadas, pero que son consideradas menos importantes.
TIPOS DE PASIÓN
Como decíamos, el Modelo Dualístico de la Pasión postula que existen dos tipos de pasión y que, según el tipo de proceso de internalización en la identidad de la persona en que tenga lugar (autónoma o controlada), se desarrollará una u otra.
- La Pasión Armoniosa (PH) produce un gran deseo de realizar una actividad, pero este deseo es controlado por la persona. Este tipo de pasión se da gracias a una forma de internalización autónoma en la personalidad y tiene lugar cuando las personas reconocen libremente que una actividad es importante para ellos, sin que vaya unida ninguna contingencia externa más que el sentir que la disfrutan y forma parte de ellos. No es lo mismo jugar a fútbol que ser futbolista, no es lo mismo enseñar a otros que ser profesor. Cuando esto ocurre, la actividad ocupa un espacio significante, pero no abrumador en la identidad de la persona, cosa que le permite estar en armonía con otros aspectos de la vida de esa persona (un entrenador puede llegar a casa con su familia y disfrutar de ella sin estar pensando constantemente en el partido que tiene que disputarse el fin de semana).
- Por otro lado, la Pasión Obsesiva (PO) que comparte con la PH el mismo fuerte deseo de realizar la actividad, se diferencia de esta en que dicho deseo no permanece bajo el control de la persona, sino que prácticamente sería la actividad la que controlaría a la persona. Tal tipo de pasión surge como resultado de una internalización controlada de la actividad en la identidad de la persona. Esta forma de internalización procede de presiones internas (intrapersonales) o externas (interpersonales). Entre las internas estaría la autoestima, gustar a los demás… Entre las externas están las consecuencias o contingencias que acompañan a la actividad, tales como ser popular, poderoso o rico. Entre las internas está la simple excitación derivada de llevar a cabo dicha actividad, que se vuelve incontrolable.
Algunos estudios muestran que las personas con este tipo de pasión pueden mostrar una persistencia estricta hacia la actividad, es decir, que seguirán realizando la actividad por la que sienten pasión incluso cuando puede ser peligroso hacerlo, como en los casos que comentábamos al principio, de esas personas que han salido de sus casas para practicar deporte mientras estamos en la situación de confinamiento.
Esta presión por realizar la actividad conduce a que las personas no se centren plenamente en lo que están haciendo y por tanto, entren en conflicto consigo mismas. Entonces esa presión interfiere en la experiencia de los sentimientos positivos y la satisfacción que produce llevar a cabo la actividad, incluso llega a generar emociones negativas como burnout, ansiedad… durante su realización y también al terminar. Supone un conflicto entre la actividad por la que se siente pasión y otras actividades que también desarrolla la persona en su vida.
Las personas que sienten este tipo de pasión no son capaces de desconectar, pueden pasarse el día conectados con su actividad llevados por esa pasión obsesiva, también por televisión, en el ordenador o el teléfono móvil, hasta llegar a distorsionar la convivencia familiar, porque no desconectan ni siquiera al llegar a casa, después de su entrenamiento diario.
CONCLUSIÓN
La pasión obsesiva explicaría que en estos momentos de pandemia algunas personas, pese a las prohibiciones, al riesgo de multa, al rechazo social y la posibilidad de contagio, salgan a correr o a montar en bici… Esta “pasión” controla sus vidas y no son capaces de compaginarla con otros ámbitos de su vida, como pueda ser la salud o la familia. Por tanto, es importante realizar actividades que consideremos importantes y que enriquezcan nuestra identidad, pero hay que saber mantener esa actividad en armonía con otros aspectos de nuestra vida para evitar el malestar emocional y los conflictos internos y externos en situaciones como la que nos encontramos de reclusión, en la que no podamos realizar dicha actividad.
Este artículo corresponde a la serie de artículos que se han redactado durante el confinamiento por el COVID-19.
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