Asistimos a una corriente insólita pero bastante extendida de “negacionismo”. Hay personas que niegan la pandemia y la explican desde poderes fácticos que mueven el mundo, consideran que es una ficción creada para someter al mundo desde el miedo. Se atreven a hablar de personas concretas que estarían detrás de estos poderes fácticos. Son negacionistas, niegan la pandemia y cuestionan las medidas recomendadas por expertos sanitarios y adoptadas por los responsables políticos.
Por “negacionismo” se entiende la negación de la realidad empírica, la realidad que marcan los hechos. No se aceptan los hechos, se cuestionan y se elaboran explicaciones alternativas que van más allá de los hechos. Los negacionismos más recientes son negar el cambio climático y negar la pandemia del Covid-19.
Más allá de los hechos, la irracionalidad
Es cierto que la percepción está mediatizada por la carga emocional, es decir, experiencias previas, valores, creencias, filosofía de vida, el caudal emocional… Las personas no vemos lo que sucede, sino lo que nos parece que ha sucedido. Las cosas no son como son, sino cómo se ven o perciben. Cada persona tiene su enfoque o perspectiva que le lleva a juzgar o interpretar las situaciones según sus esquemas o carga emocional. Pondré un ejemplo muy simple: si en el tren estamos sentados frente a un adulto y una niña, solemos ver un padre y su hija. ¿Quién nos dice que es así?, ¿van juntos?, ¿por qué no pueden ser un entrenador y su deportista, un tío y su sobrina, unos vecinos…? No vemos, juzgamos o interpretamos, creamos nuestra ficción, que muchas veces va más allá de los hechos.
La percepción objetiva es la que se ajusta a los hechos, a lo observable y cuantificable, a aquello que ha sucedido, sin añadir ningún tipo de sesgo como impresiones, suposiciones, creencias, opiniones, juicios de valor… Los hechos deben marcar la frontera o el límite entre la realidad y la ficción, la lógica racional y la irracionalidad.
Así mismo, existe una frontera entre la ciencia y la pseudociencia, la historia y la novela o la ciencia ficción. El negacionismo llega a cuestionar teorías científicas y realidades históricas avaladas por la investigación tras un proceso de estudio y contrastación científica. El negacionismo se mueve en el terreno de la opinión, el rumor, la sospecha, la ficción… Cuando se traspasa el límite de lo observable, de lo empírico, ¿dónde está la realidad? Si nos adentramos en el territorio de la irracionalidad, la realidad vendrá dibujada por sospechas, suspicacias, recelos, envidias, enfados, creencias…
¿Qué factores explican el negacionismo?
¿Qué puede estar detrás de negar la evidencia? En el negacionismo pueden confluir diferentes mecanismos cognitivos o actitudes irracionales que lo alimentan. Son formas de ver o de percibir, maneras de pensar, que se alejan de la realidad y la distorsionan, la hacen a la medida de cada uno, son formas de autoengaño que reducen el malestar emocional, pero alejan de soluciones eficaces y ponen en riesgo la salud, no solo de los propios negacionistas, sino de toda la sociedad. Vamos a comentar posibles estilos cognitivos que se combinan para llegar a negar la pandemia.
Los mecanismos cognitivos que están detrás del negacionismo son los siguientes:
No aceptación
Pensamiento paranoico
Sublimación
Superstición
Egoísmo-narcisismo
Llamar la atención-histrionismo
Descontento y decepción
Emoción frente a hechos
Podríamos ir concluyendo que el negacionismo está más cerca de la emoción que la razón. Se es negacionista por evitar sufrimiento, por descontento, enfado, decepción, por desconfianza, por soberbia, egoísmo o narcisismo, por llamar la atención o histrionismo… No hay argumentos para el negacionismo. Cuando se intenta justificar el negacionismo con argumentos, se raya el absurdo porque se utilizan argumentos inverosímiles, completamente alejados de la realidad, nada convincentes. El negacionismo se justifica solo desde la emoción. Quien es negacionista lo es porque necesita serlo, pero no puede pretender convencer porque no tiene argumentos que puedan ser creíbles.
¿Respeto o rechazo hacia el negacionismo?
Como forma de pensar, el negacionismo es respetable. Cada uno tiene derecho a pensar como crea o quiera. Pensar o creer es un ejercicio de libertad. Cada uno elige sus creencias, ideología, valores… Pero cuando determinadas actitudes o comportamientos de personas negacionistas pueden poner en riesgo la salud de otras personas el negacionismo deja de ser respetable y pasa a ser rechazable. El negacionismo, sin pretenderlo, puede llegar a ser una actitud antisocial, vestida de diferentes maneras, que no se apoya en la violencia puede acabar acaba “matando”. El negacionismo debe respetar las medidas de protección.