Falsedades, mentiras o engaños “emocionales”: los falsos psicólogos

José Carrascosa

En la sociedad actual cualquiera se atreve a dar consejo psicológico. Ante la lógica inquietud generalizada por cuidar el bienestar emocional han aparecido muchos “atrevidos” que opinan, orientan y aconsejan. Unos lo hacen desde pseudoterapias que responden a enfoques teóricos no avalados por el método científico-experimental, otros se arrogan experiencias vitales que parece ser les capacita para dar testimonio o ser ejemplo de vida, otros son simples parlanchines que venden pura palabrería mediante algo muy similar a un show o espectáculo… además, está el que te dice “yo tengo mucha psicología”: ¡se lo dicen a un psicólogo! Este es el panorama de la psicología actual.

Cualquiera da consejo psicológico

Antes eran los padres los que educaban a nivel emocional. Ahora muchos de ellos han ido dejando de ser referentes educativos para sus hijos y ello ha dado paso a otras voces o modelos, unas cualificadas y positivas, otras muchas atrevidas, ignorantes e interesadas.

La psicología científica, rigurosa, estudiosa, investigada, contrastada, hipotética-deductiva ha de convivir con esta fauna de pseudo-psicólogos que vociferan mensajes de llegada fácil para el que desea escuchar esos mensajes, pero sin ningún fundamento o rigor científico. Lo peor es que predican mensajes que pueden llegar a ser fuente de malestar, frustración y conflictos en las personas que los hacen suyos. Muchos mensajes son arengas que gusta escuchar pero llevan al autoengaño. ¿Imaginan que en el ámbito de la salud se hablase de las bondades de las grasas saturadas o del consumo de alcohol de alta graduación? En psicología estamos asistiendo a barbaridades te tal calibre.

¿Cuáles son las falsedades psicológicas más extendidas?

No por más repetida una afirmación tiene por qué acabar siendo cierta. Muchos mensajes se repiten como eslóganes o máximas simplistas. Cualquiera se atreve a hacerlo. Las redes sociales son el canal adecuado para difundirlas. En ocasiones pienso cuánta ignorancia, otras qué atrevimiento y muchas cuánto peligro tienen estas lecciones baratas de vida. Como psicólogo no creo ni me gustan los libros de autoayuda, creo más en el apoyo psicológico por parte de un profesional experto, en el cara a cara, sea presencial u online. Menos aún se pueden admitir lecciones de vida de un cualquiera, cuya vida puede ser un auténtico desastre.

Voy a mencionar y comentar a continuación las falsedades o mentiras que a mi juicio están más extendidas y son más peligrosas para el bienestar de las personas, las considero un engaño o timo relacionado con la salud psicológica.

  • No hay imposibles, nada es imposible

Estimular la superación personal y la resiliencia o superación de dificultades no tiene porqué confundirse con la conquista de lo imposible, dicen “lo imposible no existe, sólo existe en tu cabeza”.

Esta afirmación es una falta de respeto para cuantas personas lo tienen realmente difícil o encuentran barreras insalvables. A veces se reducen mucho las oportunidades o llegan a truncarse del todo, como para un joven deportista con veintitrés años que debe dejar la práctica de su deporte después de cuatro roturas de ligamentos cruzados y la rodilla la tiene literalmente destrozada, un ejecutivo exitoso al que se le diagnostica un cáncer de páncreas, un niño o niña nacida en determinadas zonas del mundo… la realidad es que existen condicionantes físicos, psíquicos, sensoriales, motóricos, socioeconómicos, culturales que pueden llegar a limitar las expectativas.

La realidad dice que existen circunstancias que lo ponen más o menos fácil, más o menos difícil. Lo inteligente es entender, aceptar la situación y trabajar sobre ella para resolverla o superarla en la medida de lo posible, aceptando que no siempre es posible. Una competencia emocional consiste en saber entender el contexto para ser eficaz en él. En alguna ocasión la eficacia está en aceptar que uno no puede hacer nada por modificar una situación, que no tiene ningún margen de maniobra sobre una situación concreta. No aceptar la realidad abona el terreno a la frustración.

Nada es imposible” es una creencia irracional porque la realidad objetiva dice lo contrario. Cuando uno hace suyas creencias que son imposibles de darse, abre la puerta a la frustración, la decepción y el malestar emocional. Es como pedir peras al olmo… nunca se hará realidad.

  • Lo que sueñas lo consigues, lo que imaginas lo haces realidad

Afirman que una visión potente es en sí misma suficientemente motivadora para acabar haciéndose realidad. En mi opinión tener una visión muy atractiva sólo mueve la motivación y es del todo insuficiente para garantizar que acabe convirtiéndose en realidad. Solo sirve para ponerse en marcha y trabajar por ese desafío. Pero lo realmente determinante para hacerlo realidad será el esfuerzo, el trabajo, los hábitos de trabajo, la perseverancia, superar los obstáculos y dificultades, trabajar por metas aplazadas o a largo plazo…

Nuestra sociedad pone énfasis en ilusión, pasión, entusiasmo, disfrute olvidándose de la parte más desagradable pero necesaria como el esfuerzo, trabajo, constancia, perseverancia, gestionar la frustración. Raya el engaño. Las personas somos seres emocionales, la emoción es el motor del comportamiento, sin emoción no hay aprendizaje, pero sólo la emoción no garantiza un viaje de largo recorrido lleno de dificultades.

No es cierto que se necesite un desafío potente, ilusionante, que realmente motive. Muchas veces se produce un conflicto atracción-atracción en el que se siente motivación por desafíos diferentes y antagónicos. Una decisión debe resolver este tipo de conflicto, hay que elegir o mojarse. Sacar adelante el desafío por el que se apuesta no sólo dependerá del nivel de motivación sino de las herramientas de trabajo o competencias de que se disponga.

  • Las soluciones están en ti mismo, búscalas en tu interior

Esta afirmación es propia de en un modelo dinámico o psicoanalítico, pseudo-científico, en el que la introspección es clave, mirarse o buscar en el interior de uno mismo. Los hechos dicen que uno no tiene todas las explicaciones de lo que le sucede, menos aún las soluciones. Las personas impulsivas o poco reflexivas no tienden a analizar sus experiencias y sacar reflexiones o aprendizajes de ellas. Es normal que uno no entienda qué le sucede, porqué le sucede, ni cómo resolverlo.

Las personas irascibles, incluso iracundas, suelen ser muy conscientes de que su carácter no les ayuda. No se gustan con sus enfados permanentes y menos aún tras los estallidos de ira. Saben que ello les mete en problemas, las personas de su entorno se lo recuerdan continuamente. Les afecta en su autoestima. No se entienden ni se aceptan, quisieran dejar de ser así pero no saben cómo. Conocen bien su problema, requetebién, viven diariamente con él, pero no le encuentran cómo cambiar.

Muchas veces hay que sugerir las posibles explicaciones, hay que enseñar, educar, entrenar en las soluciones, explicaciones y soluciones te las han de sugerir o dar porque vives bloqueado o prisionero sin entender nada. Desde un enfoque psico-educativo todo a nivel emocional se puede aprender, enseñar y entrenar, no todo se puede deducir a partir de la introspección.

  • Cada uno tiene un talento, descubre qué talento es el tuyo

Es una absoluta tontería. ¿qué es talento? Es simplemente una predisposición que bien trabajada puede desarrollarse y convertirse en habilidad o competencia. Las personas tenemos “inteligencias múltiples” (gadner, h). No tiene sentido ser reduccionista respecto a las potencialidades que se desarrollan con el aprendizaje, no se puede hipotecar el desarrollo personal en función de un único ámbito, una única destreza, un único “talento”. El desarrollo integral exige un desarrollo armónico y complementario entre diferentes tipos de competencias (cognitiva o de aprendizaje, verbal-comunicativa, numérico-matemática, social, físico-deportiva, cultural, artística, emprendedora…)

Ni siquiera tiene sentido hablar de talento, en todo caso de desarrollo del talento, de desarrollar las diferentes potencialidades en las que uno puede y debe crecer para sostener su bienestar emocional o desarrollo personal. Estimulemos en los jóvenes que cultiven diferentes inquietudes, sean competentes en diferentes ámbitos, sean polivalentes y que no hipotequen su desarrollo apostando por una única opción. Se juegan su equilibrio y bienestar personal.

  • Ser feliz es un estado de ánimo permanente al que cualquiera debe aspirar

Vivimos en una “hapyycracia”, en una sociedad que idolatra a una nueva diosa llamada felicidad. Todo se justifica en función de alcanzar la felicidad. Una explicación reside en una economía surgida para generar felicidad de la que se obtienen suculentos réditos. Hacer feliz a la gente se ha puesto de moda y da mucho dinerito. Se aspira a la felicidad permanente como un derecho, ¡un imposible!

Desde la psicología hablamos de bienestar emocional más que de felicidad sabiendo que es un estado emocional que no puede ser permanente afortunadamente. ¡qué aburrido sería ser eternamente feliz! Las circunstancias son cambiantes, surgen los imprevistos, la adversidad, el conflicto, la dificultad, la exigencia… viven a la vuelta de la esquina, surgen cuando uno menos se lo espera. Vivimos en una sociedad exigente y de cambios. El malestar es inherente a muchos momentos y situaciones. Aspirar a sentirse muy bien para siempre es una expectativa imposible de cumplirse. Diría que la felicidad no existe, es una mera abstracción, una exageración del lenguaje. Existen momentos felices o generadores de bienestar emocional. Es lícito aspirar y trabajar para vivir en bienestar emocional sabiendo que no puede ser un estado emocional permanente, sabiendo que inevitablemente se alternará con momentos difíciles en los que toca pasarlo mal.

  • Si disfrutas no existe el esfuerzo ni el cansancio

Que se lo digan al maratoniano o al autónomo que desarrolla su idea de emprendimiento pero debe dedicarle todo el tiempo… se vende mucho la idea de que si te sientes muy motivado necesariamente disfrutas y entonces no existe el esfuerzo, ni el cansancio. Si haces laboralmente lo que te ilusiona, aquello en lo que disfrutas, no puede hablarse de trabajo, dicen.

Es una falacia, una absoluta mentira desde el desconocimiento de lo que es la persona a nivel emocional.

Las grandes satisfacciones suelen ir precedidas de los mayores esfuerzos, de trabajos exigentes, de mucha responsabilidad… se confunde disfrute y diversión o divertimento. El disfrute es intrínseco al esfuerzo y al trabajo bien hecho. Organizarse, esforzarse, trabajar, cumplir con la responsabilidad se convierte en fuente de satisfacción y disfrute.

Lo más atractivo acaba perdiendo potencia si se da de forma frecuente o habitual. Un plato de gambas rojas puede ser un manjar, pero comerlo todos los días para desayunar, almorzar y cenar sería horroroso. Lo atractivo pierde interés cuando se da con frecuencia y se vuelve rutinario.

Pretender disfrutar en todo lo que se hace conlleva el riesgo al abandono rápido y cambio frecuente de desafío o actividad porque no se ha previsto situaciones lógicas como entrar en rutina, perder el carácter de novedad, disminuir el interés. Es necesario saber gestionar la rutina, el aburrimiento, lo habitual, sin necesidad de escapar hacia lo desconocido, lo excitante, porque entonces no se tiene recorrido en las decisiones tomadas.

  • Encuentra tu vocación, sigue su camino

El concento vocación ha ido perdiendo mucho de su sentido. La sociedad actual, en evolución y cambio permanentes, exige personas polivalentes, con múltiples competencias, capaces de adaptarse a diferentes contextos laborales. El concepto de vocación también ha evolucionado, se traduce en no optar por actividades que a uno no le atraen, no le gustaría hacer, no se sentiría bien haciéndolas, o que le repelen. Descartadas estas actividades en las que uno no se ve ni encaja, existen otras muchas que generan cierto grado de interés o atracción. Vocación se entiende por elegir actividades formativas o laborales que se adapten a las competencias más destacadas o sobresalientes a través de las cuales seguir desarrollándolas. Seguro que pueden ser varias, la mente debe abrirse a posibilidades de acción y no ser reduccionista.

Desde la perspectiva actual de vocación la satisfacción personal pasa por hacer actividades que despierten interés, pero ya no depende de acertar en la elección o encontrar esa actividad para la que uno “vale”. Atendiendo a las competencias cada persona puede desarrollar múltiples actividades y muchas de ellas despiertan interés. El elemento clave para encontrar satisfacción personal está en encontrar éxito en la actividad elegida, es decir en organizarse, esforzarse, trabajar y sacar adelante la decisión tomada con reconocimiento por parte de profesores, jefes, compañeros… no me refiero a éxito social sino a la satisfacción asociada al trabajo bien hecho. Acertar en la elección de los estudios o del trabajo posterior ya no es tan necesario como hacer bien, esforzarse, trabajar, superar las dificultades, obtener unos buenos resultados o rendimiento y ser objeto de reconocimiento por parte de profesores o jefes.

  • Aíslate de las personas “toxicas”, de aquéllas que te sacan lo peor de ti mismo

Existen personas que nos alteran, nos perturban, sacan lo peor de nosotros. Algunas de estas personas pueden situarse en el entorno familiar o laboral. Aislarse, protegerse de ellas, ser selectivo en la convivencia, ¿es aconsejable?

Desde la psicología lo deseable es potenciar el desarrollo social, la sociabilidad, también la autonomía emocional. Desde la competencia social hay que aspirar a saber convivir con personas de cualquier perfil y a poder trabajar con cualquier tipo de compañero. Desde la autonomía emocional hay que aprender gestionar las emociones ajenas sin caer en la agresión ni la exclusión, saber mantener el equilibrio emocional por encima de las circunstancias.

¿Si esa persona “tóxica” es tu madre o un hermano es aconsejable romper el vínculo afectivo por no saber gestionar la convivencia con ellos? ¿cómo uno se siente peor conviviendo con una persona “tóxica” o rompiendo el vínculo afectivo que les une? Ambas opciones generan malestar, son difíciles de llevar. Lo deseable no es apartarse, excluir, renegar de nadie sino aprender a gestionar la situación de forma eficaz, sin malestar. Estamos hablando de mejorar las propias competencias emocionales, ganar madurez, avanzar en el desarrollo personal. Entonces se llega a entender que el problema no es el otro sino la escasa competencia emocional que uno tiene para gestionar esa relación y deje de afectar su “toxicidad”.

  • Dile adiós a tu ansiedad

Este eslogan es maléfico para aquellas personas que sufren trastornos de ansiedad (ansiedad generalizada, crisis de ansiedad o de pánico) estrés y síndrome de burnout. Lo es porque eso quieran ellos y no lo consiguen con la consiguiente frustración y sentimiento de culpa, añadido a la ansiedad.

No es tan sencillo decir “adiós ansiedad” para resolver un trastorno de ansiedad. Puede parecer que quien sufra ansiedad es porque sea un blando y no tenga la valentía suficiente para afrontarla. Un trastorno de ansiedad se va montando poco a poco de una manera imperceptible teniendo mucho que ver con variables de tipo personal y con circunstancias de vida. Cuando aparece de forma abrupta (crisis de pánico) ya se vuelve incontrolable. Decirle “adiós ansiedad” es fuente de ansiedad porque no sirve para nada, genera frustración y sentimientos de culpa o vergüenza, uno se puede sentir ridículo por sufrir y vivir prisionero de la ansiedad.

Sin un trabajo psicológico llevado por un psicólogo de verdad es muy difícil superar un trastorno de ansiedad. Y a pesar de ello es un problema que encuentra mucha resistencia en su resolución. No deben banalizarse los trastornos emocionales.

  • Tengo el derecho a ser como soy, me deben aceptar como soy

No voy a decir lo contrario. Claro que cada uno tiene derecho a ser y aceptarse como es. Esta afirmación es un caldo de cultivo en el que surgen actitudes egoístas, narcisistas, poco empáticas, asociales, insolidarias… uno se convierte en su centro de interés, parece que la vida sólo gira en torno a uno mismo, los demás existen como posibles agresores de la propia individualidad. Las personas que piensan así suelen encontrar dificultades o conflictos en la convivencia con otras personas y después de haberlo intentado acaban abandonando la expectativa de cambio.

Exigir que los demás entiendan y respeten suele responder a una visión estática o rígida de la persona, de no cambio, de no evolución o desarrollo. Esta visión rígida afirma que las personas tienen su carácter y no pueden cambiar. Recomiendo una visión más real y científica de la persona, una concepción dinámica, de cambio, evolución y desarrollo.

La visión rígida sólo es cierta en quien quiere verlo así y se niega a verlo como es. Pero no es así, no es cierta. Las personas tenemos un cerebro muy plástico, maleable, en permanente evolución, abierto a continuas interacciones que van configurando conexiones neuronales y forjando aprendizaje. Somos un cerebro en permanente evolución, cambio o aprendizaje. Cualquiera puede cambiar, mejorar, evolucionar, no cambian quienes no se lo plantean ni lo intentan, quienes renuncian a salir de su zona de confort, a prender y mejorar. Somos como somos mientras no queramos aprender, cambiar, evolucionar o crecer y trabajemos para hacerlo.

La psicología tiene bien identificados aquellos riesgos que atentan contra nuestra salud psíquica o nuestro equilibrio y bienestar personal.
Hablándonos o construyendo un diálogo interno perturbador o negativo contribuimos a que nos sintamos mal y se compliquen las situaciones que gestionamos. No tiene sentido que acabemos convirtiéndonos en nuestros mayores enemigos por cómo interpretamos o nos tomamos lo que nos sucede o sucede a nuestro alrededor. Es tan evidente el efecto nocivo de algunas formas de pensar que deberíamos enfrentarnos a ellas con una actitud decidida de identificarlas, pararlas, reconducirlas o destruirlas.

No te dejes engañar, decide tú

A modo de conclusión, hay que tener mucho cuidado con una venta de emociones imposibles que hace a las personas vivir decepcionadas y ser vulnerables. No existe el elixir de la felicidad. Bienvenidos los problemas porque espabilan y enseñan mucho. Valora el malestar y aprende a gestionarlo porque disfrutarás más de los buenos momentos. Encontrar conflictos nos humaniza. No dejes que cualquiera te dé lecciones, no creas cualquier mensaje, no confundas cuentos y ciencia, ten criterio y toma tus propias decisiones. No hagas tuyas expectativas imposibles que llevan a la frustración.

 

CONTENIDO EXTRA: Gurús, falsos psicólogos, terapias en entredicho… La dificultad de tratar los problemas de la mente – Por Natalia López Pevida

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Gurús, falsos psicólogos, terapias en entredicho… La dificultad de tratar los problemas de la mente

– Por Natalia López Pevida

La regulación de la psicología en nuestro país es deficiente: cualquier persona sin ningún tipo de formación puede llamarse “terapeuta” – sostiene el decano del Colegio de Psicólogos de Madrid

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Doce millones y medio de españoles sufrieron un episodio relacionado con una enfermedad mental el año pasado, según los datos del Consejo General de la Psicología de España. Para muchos de ellos fue como experimentar el averno que Dante pintó en La divina comedia, y no por los síntomas de sus patologías. Para ellos, la búsqueda de atención médica supuso salir de un círculo de sufrimiento para entrar en otro igual de infernal, el del negocio de los falsos terapeutas de la psique.

Según el decano del Colegio de Psicólogos de Madrid y vicepresidente del Consejo General de la Psicología de España, Fernando Chacón, sus problemas derivaron, por una parte, del hecho de que la ratio de profesionales de salud mental en el sistema sanitario español es una de las más bajas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Por la otra, esta situación obliga a muchas personas a buscar ayuda desesperadamente, una búsqueda que las conduce a comprobar que “la regulación de la psicología en nuestro país es deficiente: cualquier persona sin ningún tipo de formación puede llamarse ‘terapeuta‘, lo que genera una enorme confusión”, añade Chacón.

El Consejo no ofrece estadísticas. Los supuestos expertos que dirigen estas consultas hablan de neurociencia, hipnosis, constelaciones, mindfulness (un paisaje lleno de sombras), Gestalt, crecimiento personal, herramientas transformadoras, disociaciones y bloqueos. Ofrecen programas, terapias individuales, sesiones grupales, conferencias, formaciones y libros de autoayuda. Y, con demasiada frecuencia, retuercen el lenguaje para confundir sobre su capacitación; se definen como psicoterapeutas, psicoanalistas, terapeutas expertos en psicología humanista, coaches para procesos de acompañamiento y duelo…

Detrás de sus sesiones suelen estar las teorías el psicoanálisis de Sigmund Freud (más concretamente, la adaptación del Instituto Esalen), que a nivel científico nunca ha demostrado su validez, y las de la industria de la autoayuda que, se basan en la idea de que uno puede generar la mejor versión de sí mismo siguiendo un puñado de consejos básicos. Pero “el único ámbito regulado en psicología es el sanitario, y eso hace que en otras áreas, como la laboral, que es la menos regulada de todas, prolifere el intrusismo -encarnado en todo tipo de versiones de la autoayuda-. En el momento en el que un profesional habla de una intervención para reducir el estrés, entramos en el terreno de la enfermedad mental y por lo tanto competencia del psicólogo sanitario”, explica Chacón.

Basta echar un vistazo en Google para identificar escuelas, asociaciones e institutos con nombres rimbombantes y poca credibilidad: la Asociación Rebirthing Internacional España, el International Coach Federation, el Instituto de Constelaciones Familiares, la Asociación Española de Terapia Regresiva Reconstructiva o la de Terapia Regresiva Aplicada. Son unos pocos ejemplos de un interminable listado que refleja un problema que emana de la heterogeneidad de la formación de los responsables de estas actividades. Todas ellas expiden títulos de psicoterapeuta, terapeuta, coach,practitioner, facilitador… lo hacen aunque el alumnado no tenga estudios de psicología ni otra formación sanitaria.

“Funciona un poco como con las dietas tipo paleo o Dukan, -esas que uno no debe seguir-. Me invento mi terapia, la patento, me convierto en líder y la vendo a través de cursos de formación”, apunta Delgado. Pero solo las personas con título oficial en psicología sanitaria están habilitadas para ejercer tratamientos, y eso, por supuesto, no es algo que adviertan a sus pacientes estos supuestos sanadores de la mente, por lo que nunca está de más informarte sobre quién se sienta al otro lado de la mesa cuando acudes a consulta.

Psicólogos en contra y a favor de las terapias dudosas

La oferta de soluciones engañosas puede conducir a los pacientes a una peregrinación de terapeuta en terapeuta, cada uno más inadecuado, un periplo que conoce bien el autor de La Burbuja Terapéutica (Arpa, 2018), Josep Darnés. El libro detalla su viaje por más de cincuenta propuestas curativas para resolver un trastorno deansiedad, un término que a menudo no sabemos interpretar correctamente.”Me convertí en un yonqui de las conferencias, los libros de autoayuda, los retiros. Hay un negocio bestial detrás de todo esto”, dice. Y advierte del peligro del “efecto contagio”, por el que los pacientes reciben una determinada terapia quedan fascinados hasta el punto de empezar a realizar el curso de terapeuta, en el que la docencia se reparte en varios fines de semana y el título se otorga sin pruebas de evaluación.

Darnés también dibuja situaciones de trato vejatorio. “He visto terapeutas que por narcisismo, sadismo o simplemente por no estar bien de la cabeza, maltrataban sistemáticamente a sus pacientes”, asegura. El autor explica que el contexto del grupo y la tendencia a crear situaciones catárquicas arrastran a los participantes hacia una situación de dependencia, en la que “la vida normal empieza a parecer insípida”. ¿Cómo evitar el abuso? El vicepresidente del Consejo General de la Psicología de España, Fernando Chacón, recomienda recurrir a psicólogos colegiados para, en caso de que sucedan situaciones de mala praxis, interponer una denuncia en la comisión deontológica. De hecho, la institución dispone de una comisión destinada a la defensa y asesoramiento de los ciudadanos ante el intrusismo.

Es una medida que no hay que descartar. A nivel estatal, la última iniciativa dirigida a la protección de los pacientes es la reciente campaña del Ministerio de Sanidad para informar sobre los riesgos de las pseudoterapias, #CoNprueba. El proyecto apunta directamente a intervenciones en el campo de la psicología, pero divide a la profesión. A principios de año, el Consejo General de la Psicología publicó un texto en el que expresaba que sus opiniones no habían sido tenidas en cuenta para la elaboración del texto y que varios de los tratamientos señalados “podrían suponer beneficios contrastados para los pacientes cuando son correctamente utilizadas por psicólogos”.

“En psicología, es difícil que una pseudoterapia sea un disparate de principio a fin. Siempre tiene algo aprovechable”

La respuesta a este movimiento fueuna carta pública firmada por 1.600 psicólogos, en la que los expertos se posicionaron contra la postura de sus colegios profesionales porque consideraban que la posesión de un título oficial no convierte en eficaz una pseudoterapia. Tres terapias destacan entre las señaladas en el documento del Ministerio: la terapia Gestalt, la de las constelaciones familiares y la Programación Neurolingüística (PNL). Todas ellas han sido incluidas en el epígrafe “terapias aún en evaluación”, el mismo en el que se incluyen la homeopatía y el reiki.

La investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y presidenta de la Asociación para Defender al Paciente de las Terapias Pseudocientíficas (APETP), Elena Campos, explica el porqué de la inclusión en este apartado: “Hoy en día, no hay una demostración empírica de su funcionamiento. Si la tuvieran, estarían integradas en el Sistema Nacional de Salud”, dice. Pero el vicepresidente del COP, Fernando Chacón, opina que “la evidencia científica no es dicotómica, no es un mero sí o no, tiene grados, y esta gradación debería haber sido contemplada en la evaluación”. Y añade: “No creemos que sea adecuado aplicar a las terapias psicológicas los mismos criterios que a las terapias farmacológicas”. Por su parte, el psicólogo Eparquio Delgado, uno de los impulsores de la carta al COP, añade que, “en psicología, es difícil que una pseudoterapia sea un disparate de principio a fin. Siempre tiene algo aprovechable”. En resumen, la pseudociencia es una jungla que puede engullir a los pacientes incluso en las consultas de los psicólogos colegiados: hay que fijarse en las terapias.

Gestalt, constelaciones familiares y PNL, mejor huir de ellas

Entre las propuestas más controvertidas del campo de la psicología destaca la terapia Gestalt, un proceso de excavación en las profundidades del ego (que, cuanto más grande es, más afecta a la salud). “La mayoría de los terapeutas son expacientes. Es una búsqueda en nuestro interior durante años que demasiadas veces termina generando más neurosis y malestar. Tiene muchos paralelismos con el psicoanálisis pero está mucho más destinada a contactar con la emoción y la catarsis”, describe Darnés, el autor de La burbuja terapéutica. Los postulados de la Gestalt aparecen en el ámbito de la empresa a través del eneagrama, un test de la personalidad popularizado en el mundo hispanohablante.

Delgado explica que es una pseudoterapia creada por el psicoanalista Fritz Perls, y que nada tiene que ver con la psicología de la Gestalt de Wolfang Kohler, basada en el estudio del proceso de la percepción. Es una confusión frecuente en quienes buscan información sobre los tratamientos pseudocientíficos, que están presentes incluso en plataformas de crowdfunding. “No hay pruebas de su eficacia y sus postulados no son científicos, da igual que la impartan psicólogos colegiados. Y, por mucho que se use en empresas, recurrir al eneagrama en una prueba de selección es tan razonable como hacerlo al tarot o la carta astral”, apunta Delgado.

El de las constelaciones familiares es otro de los tratamientos en entredicho. Se fundamenta en dos participantes: el constelador, quien dirige la sesión, y el constelado, que es el paciente. Suele girar en torno a conflictos familiares, por lo que a menudo se lleva a cabo en una sesión grupal donde otras personas representan los roles de los familiares del constelado. Si no se desarrolla de esta manera, es frecuente que se recurra a muñecos para desempeñar ese rol. Darnés describe su experiencia en esta terapia como un episodio inquietante, en el que todos los participantes acaban llorando o en un estado de alteración emocional, y la desaconseja a personas con trastornos psicológicos. Organismos como la APETP destacan su prohibición por parte del código deontológico de la psicología profesional y señalan que tiene efectos adversos como los ataques de ansiedad y los brotes psicóticos.

“Los defensores de la psicología y psiquiatría basada en la evidencia deberían hacer autocrítica del trato frío y deshumanizado que se da a los pacientes con trastorno mental

Por último, está la programación neurolingüística (PNL). “No tiene evidencia científica, pero funciona porque la idea de que podemos influir en el inconsciente es muy atractiva. En el mundo del liderazgo lleva instalada dos décadas y sigue de moda. Plantea cosas como que, si analizas la dirección de los ojos de una persona cuando habla, puedes tener una información de la que la propia persona no es consciente. Por lo tanto, si te ajustas a sus mapas cognitivos, vas a poder influir en otros sin que se enteren. La PNL es una marca registrada, para aplicarla tienes que hacer los cursos en la sucursal española“, señala el psicólogo Eparquio Delgado. Desde la APETP, señalan que “a veces adopta el nombre de ‘psicoterapia neurolingüística’, y que no ha demostrado efectividad alguna para ningún trastorno existente. Además, suele caer en la práctica inmoral de anunciar la sanación de trastornos como la esquizofrenia, el autismo y la depresión”, por muy difícil que sea detectar y tratar estas enfermedades.

“En el supermercado terapéutico abunda el fraude de los terapeutas y psicólogos que te venden panaceas y te prometen que te van a cambiar la vida”, concluye Darnés. Y añade: “Mi consejo es que la gente huya cuando se encuentre con un personaje de estas características, pero los defensores de la psicología y psiquiatría basada en la evidencia deberían hacer autocrítica del trato frío y deshumanizado que se da a los pacientes con trastorno mental, y de la tendencia a recetar ansiolíticos”.

Delgado también expresa preocupación por el consumo de estos medicamentos y añade que “esa situación no puede ocultar el problema de que las personas sientan que buscar un psicólogo es jugársela, y dediquen mucho tiempo a revisar webs para saber de qué van realmente las terapias que les venden. La responsabilidad de encontrar un profesional que cumpla con la praxis no es del paciente, y esto sucede por dejación de funciones del COP“. Porque, igual que en las catacumbas arquitectónicas, los túneles subterráneos de la psique son laberínticos y oscuros. Una vez dentro puede ser difícil encontrar la salida, y hace falta ayuda para distinguir quién puede guiarte a la solución de tu problema.

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José Carrascosa

José Carrascosa

Pionero de la psicología del deporte en España, ha trabajado durante más de 25 años con deportistas, entrenadores y equipos profesionales de primer nivel, ha colaborado en logros deportivos de sus clientes (ascensos, títulos nacionales y europeos, marcas europeas y mundiales, medallas olímpicas). Ha ayudado a que haya cambiado la percepción sobre las emociones y el alto rendimiento, desde “echarle güevos” a “competir”, desde el desconocimiento a la toma de conciencia del papel de las emociones sobre el rendimiento y el bienestar. Se considera un “artesano” de la educación y desarrollo emocional