FATIGA Y CARGA MENTAL EN EL DEPORTE, aspectos conceptuales para su valoración y entrenamiento

Tomás García Calvo
FATIGA Y CARGA MENTAL EN EL DEPORTE, aspectos conceptuales para su valoración y entrenamiento

Desde hace varios años, y cada vez de manera más sistemática, entrenadores y deportistas consideran fundamentales los procesos mentales para la optimización y desarrollo del rendimiento deportivo, planteándose la necesidad de intervenir en dichos procesos durante los entrenamientos y la competición. Por esta razón, es fundamental conocer el efecto de estas intervenciones y de las situaciones provocadas por la propia dinámica deportiva sobre la fatiga mental, y así poder cuantificar la carga de trabajo más adecuada para cada momento de la temporada. A continuación, se va a hacer una exposición sobre la conceptualización la fatiga y carga mental, qué factores afectan a los niveles que se generan en los deportistas, y cómo se pueden manejar para optimizar los procesos de entrenamiento.

La evolución de los modelos de entrenamiento en el contexto deportivo ha conllevado la aparición de nuevas fórmulas de optimización de las diferentes capacidades necesarias para el rendimiento. Desde esta perspectiva, el entrenamiento ha ido pasando de modelos conductistas de aprendizaje, con una perspectiva mecanicista y basados en una metodología tradicional, a modelos cognitivos o socio-cognitivos desarrollados con metodologías globales, para terminar actualmente en una perspectiva ecológica basada en las teorías de los sistemas dinámicos.

Al amparo de este enfoque, se plantea tener en cuenta la necesidad de equilibrio alostático que tiene el organismo humano y su adaptación a diferentes estímulos, lo que implica que deban adecuarse las cargas de entrenamiento, no solamente desde la perspectiva fisiológica, sino también teniendo en cuenta el resto de estructuras fundamentales, entre las que destacan los aspectos psicológicos. Por esta razón parece esencial conocer que la fatiga se puede dar desde diferentes perspectivas, y que es primordial avanzar en la comprensión sobre la fatiga y la carga mental que se genera en las situaciones de entrenamiento y competición. ¿Qué es la fatiga y carga mental?, ¿qué factores determinan la carga mental?, ¿cómo se puede modificar la carga mental en ellos entrenamientos?

PERO ¿QUÉ ES LA FATIGA Y LA CARGA MENTAL?

La fatiga mental se corresponde con el cansancio psicológico que se genera por el esfuerzo que conlleva la realización de una actividad con determinadas demandas cognitivas y emocionales (fatiga aguda) o por la exposición prolongada a un contexto de alta exigencia mental (fatiga crónica). Siguiendo esta propuesta, la carga mental se correspondería con el nivel de exigencia mental que posee una tarea o situación, que va a requerir un determinado nivel de esfuerzo mental para llevarla a cabo. Así, el desarrollo de una misma tarea puede generar una fatiga mental diferente en dos personas en función del esfuerzo que han necesitado para realizarla.

A partir de esta idea, la fatiga mental en el deporte se puede ver afectada por factores del propio contexto deportivo (ambiente de entrenamiento, experiencias y resultados de la competición, exigencia del contexto…), pero también por factores extradeportivos (estudios, trabajo, vida personal del deportista…), por lo que debemos tener en cuenta ambos aspectos para conocer el efecto de dicho constructo.

Centrándonos en el contexto deportivo, que es la parte más controlable por los profesionales que trabajan en dicho contexto, se puede modificar la fatiga mental que se genera en los entrenamientos y la competición, a partir del conocimiento de las variables que pueden afectarla. Así, teniendo en cuenta que la carga mental es la que determina la fatiga que se genera, parece necesario comprender los parámetros que pueden afectar a dicha carga.

Modelo Conceptual de la Fatiga Mental en el contexto deportivo

Figura 1. Modelo Conceptual de la Fatiga Mental en el contexto deportivo.

FACTORES DETERMINANTES DE LA CARGA MENTAL

Desde una perspectiva ecológica, podemos considerar que el nivel de la carga mental se puede gestionar modificando las demandas psicobiológicas que tiene el entrenamiento, a partir de la complejidad, entropía e incertidumbre de las tareas de entrenamiento, del comportamiento del entrenador y de los objetivos psicosociales que se planteen. De esta forma, se pueden tener en cuenta diferentes tipos de demandas o exigencias que van a determinar la carga mental de una situación:

  • Exigencia Cognitiva. Este constructo se ha asociado principalmente al nivel de concentración que requiere la tarea para poder ser desarrollada adecuadamente, debiendo tenerse en cuenta la intensidad y duración de esa necesidad de concentración, y que viene determinada por la cantidad de estímulos y toma de decisiones presentes en la situación. Así, los requerimientos tácticos de la tarea, su complejidad e incertidumbre (participantes, espacio, número de estímulos presentes, numero de decisiones a tomar…), y la necesidad de implicación cognitiva por parte del deportista van a determinar de manera sustancial esta exigencia. Como es lógico, a mayor demanda cognitiva en las situaciones de entrenamiento, mayor será la carga mental que se desarrolle, aumentando la fatiga de los deportistas.
  • Exigencia Emocional. Está comprobado que todos los comportamientos llevan asociados una serie de emociones que incidirán en nuestra percepción de la realidad y que pueden determinar la exigencia que dicha situación nos genera. Así, en función de las emociones que se desarrollan en una situación, tendemos a percibir una mayor o menor demanda emocional, satisfacción, frustración…, siendo este constructo uno de los principales elementos que determinan la carga mental en el contexto deportivo, vinculado principalmente con el estrés y ansiedad que generan. Así, situaciones de entrenamiento que conlleven mayores niveles de emociones negativas (estrés, ansiedad, agresividad, frustración…) van a generar una mayor carga mental, mientras que las situaciones de entrenamiento más asociadas a emociones positivas (diversión, autoconfianza, bienestar…) generarán menores niveles de carga mental.
  • Exigencia Física. Como es lógico, la carga mental también va a estar determinada por el nivel de exigencia física que exista en el entrenamiento. En general, a mayor nivel de exigencia física, también existirá un mayor nivel de carga mental, provocando una mayor fatiga a nivel sistémico.

Además de estos factores, hay que tener en cuenta que la carga mental de un entrenamiento se va a ver afectada por otros aspectos relevantes:

  • Procesos Afectivo-Sociales. La relación entrenador-deportista/s, o las relaciones que se establecen entre los deportistas de un equipo van a modular de manera significativa la percepción de carga mental de cada situación y contexto. Así, se ha comprobado el efecto de dichas relaciones sobre aspectos motivacionales y/o emocionales que van a repercutir en la fatiga mental que se genera. Normalmente, tareas con mayor nivel de interdependencia, donde un deportista necesite a otros para conseguir un determinado objetivo o en las que su comportamiento afecte al comportamiento de otros, siendo responsable de conseguir o no éxito, son tareas con una mayor carga mental, mientras que las situaciones en las que el deportista participa en la tarea de manera individual, o con poco nivel de interacción con el resto de compañeros suelen ser tareas con menor carga. Del mismo modo, conductas que generen conflictos entrenador-deportistas o entre deportistas, tareas con alta intercompetencia y elevados niveles de coordinación interindividuos generan mayores niveles de carga afectivo-social y por ende, de carga mental, que situaciones de entrenamiento en el que estas cuestiones estén suavizadas.
  • Procesos Motivacionales. Como han demostrado diferentes trabajos, cuando una persona está motivada por hacer una actividad, y disfruta con ella, el nivel de esfuerzo percibido al realizarla es menor, teniendo la sensación de que el tiempo ha pasado más rápido. De hecho, algunos autores plantean que la fatiga mental no tiene tanto que ver con el esfuerzo realizado, como con la falta de motivación, comprobando que los deportistas aumentaban su rendimiento y disminuían su fatiga cuando existía un factor motivante. Por esta razón, es de suponer que tareas que tengan un mayor componente motivacional para los deportistas, sean percibidas como con menor carga mental. Igualmente, situaciones que estén asociadas a factores motivacionales asociados a la tarea y aprendizaje, centrado en el proceso, que generen una motivación más autodeterminada, se percibirán como menos exigentes que situaciones con una clara orientación al resultado, en la que solo se valore el producto final y que tenga vinculaciones a motivaciones extrínsecas.
  • Estado de Ánimo Colectivo. Cuando estamos trabajando con equipos deportivos, está muy claro que la percepción colectiva tiene una gran importancia sobre las situaciones que se producen en el entrenamiento y la competición. Este estado de ánimo colectivo puede variar en función de diferentes aspectos, siendo el rendimiento durante la competición uno de los más relevantes. Así, por ejemplo, está comprobado que la valoración y el comportamiento durante los entrenamientos es diferente tras una derrota o una victoria. De esta forma, esto es aplicable a la fatiga y carga mental, y debemos ser conscientes que su incidencia puede verse afectada por el estado de ánimo colectivo que exista en el equipo.
  • Diferencias Individuales. Como es obvio, al igual que sucede en muchos otros parámetros, las diferencias individuales en cuanto a la tolerancia y fortaleza mental, capacidad de adaptación o habilidades cognitivas, van a determinar en gran medida la fatiga mental que les genera la misma situación a dos deportistas. Por ello, debemos tener en cuenta que es necesario conocer estas diferencias individuales, y evaluar adecuadamente la fatiga y carga mental que han generado las diversas situaciones a nuestros deportistas, utilizando instrumentos adecuados para ello.

Como se ha señalado anteriormente, en los últimos años se han generado diferentes estudios que han tratado de comprobar el efecto de la fatiga mental desde una perspectiva científica, y que dan luz a la importancia que estas variables tiene para el rendimiento deportivo. Por ejemplo, entre estos trabajos se ha comprobado que el tener una mayor fatiga mental incide de manera directa en la toma de decisiones durante el juego, empeorando la eficacia en dicha variable. Igualmente se ha descubierto que existe una mayor tasa de errores técnicos y un descenso generalizado en el rendimiento físico en diferentes tareas específicas. Además, aumenta el riesgo lesional y disminuye el rendimiento individual y colectivo.

Por todo ello, se hace necesario tener en cuenta esta variable en el desarrollo de entrenamientos y para preparar la competición, con el objetivo de optimizar los procesos de aprendizaje y desarrollo cualitativo del entrenamiento, así como para optimizar el rendimiento deportivo. Para conseguir este objetivo, se requiere una planificación adecuada del nivel de carga mental que deseamos aplicar en los entrenamientos, en función de la fatiga crónica que puede existir y el estímulo que se desea aplicar, con el propósito de que se consiga el efecto deseado en el organismo del deportista. 

¿CÓMO SE PUEDE MODIFICAR LA CARGA MENTAL EN LOS ENTRENAMIENTOS?

A pesar de que existen pocas evidencias empíricas sobre la modulación de la carga mental en situaciones de entrenamiento, ya existen algunos estudios que han comprobado el efecto de diferentes constreñimientos en el aumento o disminución de dicha carga. Como se ha explicado, hay que tener en cuenta la existencia de las demandas cognitivas, emocionales, y físicas, y los procesos afectivo-sociales y motivacionales, que van a afectar a la percepción de la carga mental por parte de los deportistas. Además de esto, como se ha comentado, existe un alto grado de diversidad entre la carga aplicada al entrenamiento y su repercusión en cada jugador a partir de las características individuales y el estado psicológico en el que se encuentre cada deportista. Por todo ello, la aplicación del entrenamiento psicológico y la cuantificación de la carga es algo muy complejo que requiere un tratamiento global y sistémico, que difícilmente se puede desligar del resto de contenidos del entrenamiento.

Sin embargo, consideramos que se debe hacer un esfuerzo por detectar qué factores deben tenerse en cuenta con el objetivo de identificar posibles estrategias para aumentar o disminuir la carga mental, aunque como hemos señalado, siempre debemos incidir en la integración desde una perspectiva holística. Desde nuestro punto de vista, y teniendo en cuenta las investigaciones y la experiencia profesional previa, consideramos que podemos manejar la carga mental a partir de los siguientes constructos:

  • Variables psicológicas que vamos a trabajar durante el entrenamiento. Al igual que en las sesiones de entrenamiento se planifican unos contenidos físicos y técnico-tácticos sobre los que se va a incidir, resulta lógico que se trate de optimizar una capacidad/habilidad psicológica necesaria para los deportistas/equipo, y que esto se planifique adecuadamente. En función del constructo psicológico que estemos priorizando en el desarrollo del entrenamiento, la carga mental del mismo va a ser diferente. De esta forma, variables psicológicas que aumenten la carga cognitiva, como incidir sobre las funciones ejecutivas, la concentración o la aplicación de focos atencionales, o la toma de decisiones, generarán una mayor carga mental, mientras que si incidimos en el trabajo de automatización, rutinas o relajación se disminuirá la carga. Igualmente, variables psicológicas que ayuden a disminuir la carga emocional, como la confianza o eficacia individual y colectiva, generarán una carga mental más baja, mientras que, si incidimos en la generación de altos niveles de activación, ansiedad o estrés, subiremos la carga mental. Algo similar sucedería con los procesos afectivo-sociales, que podemos modificarlos focalizando el trabajo en la parte de tarea de la cohesión grupal, la competitividad o modelos mentales colectivos, y podemos descenderla incidiendo sobre la cohesión social, la cooperación o el buen ambiente de equipo. Por último, a través de procesos motivacionales y basándonos en las aportaciones de diferentes teorías, podemos aumentar la carga mental si incidimos en objetivos de resultados, externos y no controlables, mientras que podemos disminuirla si nos centramos en objetivos de proceso, internos y controlables. 
  • Tareas de Entrenamiento. La exigencia y los constreñimientos que se utilizan en el diseño y desarrollo de las tareas de entrenamiento, son estrategias muy importantes para manejar la carga mental. De esta forma, cuanto mayor sea el nivel de complejidad de las tareas desde un punto de vista cognitivo (más estímulos, número de jugadores, espacios…), mayor será la carga mental del entrenamiento. En esta línea, jugando con la entropía de las situaciones de entrenamiento, y manejando el nivel de incertidumbre, podemos subir o bajar la carga mental. Además de la complejidad, existen otros aspectos que pueden modificarse en las características de la tarea, como por ejemplo el nivel de interdependencia que necesiten los deportistas para el desarrollo de la tarea, la exigencia emocional respecto a las demandas competitivas de la actividad o las consecuencias del error, la responsabilidad individual y colectiva o el grado de motivación que genere en los jugadores, subiendo o bajando la carga en función de estas características.
  • Comportamiento del entrenador/cuerpo técnico. Hay diversas investigaciones que han demostrado la importancia de la intervención del entrenador sobre el comportamiento de los jugadores durante las tareas de entrenamiento, comprobando que su sola presencia, modifica el desarrollo de una misma tarea, aumentando su intensidad. De esta forma, un estilo de comportamiento del entrenador que sea exigente con los jugadores, estando muy activo y mostrando una conducta que genere estrés y activación, va a hacer subir la carga mental del entrenamiento. Por el contrario, si el entrenador muestra un estilo de apoyo, generando confianza y mostrándose cercano y agradable con los jugadores, conseguirá disminuir la carga mental del entrenamiento. Este mismo efecto se puede conseguir en las competiciones.
  • Organización de la competición. Por último, para manejar la carga mental del entrenamiento, es fundamental como organizamos la preparación de la competición. De esta forma, en función del número de sesiones de entrenamiento, exigencia diaria de entrenamientos, importancia objetiva de la competición respecto a la importancia que manifieste el cuerpo técnico, preparación de la jornada competitiva y rutinas establecidas, etc., se puede generar una mayor o menor carga psicológica en el microciclo de entrenamiento y como afrontamiento de la competición.

Para finalizar, nos gustaría insistir en la importancia de planificar, entrenar, cuantificar y controlar la carga mental de los entrenamientos, al igual que se realiza con la carga física, ya que actualmente es posiblemente la dimensión en la que menos se ha avanzado a nivel metodológico, tecnológico y aplicado. Por eso, si queremos mejorar las capacidades de los deportistas y equipos, necesitamos tener en cuenta la importancia de los aspectos mentales y preocuparnos por desarrollarlos, a partir de los conocimientos conceptuales y metodológicos de estas variables, las evidencias empíricas y experiencias previas. Como se ha comentado, este tópico es de gran complejidad y aquí se ha tratado de plasmar algunas pautas generales sobre su importancia y posibilidades que se abren para que los profesionales puedan avanzar en la aplicación del conocimiento, teniendo claro que todavía queda un largo camino que debemos recorrer juntos, porque como dijo Plutarco, “El conocimiento no es una vasija que se llena, sino un fuego que se enciende”, y ojalá que esta sea una chispa que consiga avivar ese fuego.

Tomás García Calvo

Tomás García Calvo

Profesor Catedrático. Universidad de Extremadura. Profesor en la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de UEX, impartiendo asignaturas como Dirección de Equipos de Rendimiento Deportivo y Alto Rendimiento en Fútbol. Director del Grupo de Investigación «Análisis Comportamental de la Actividad Física y el Deporte». Autor de más de 150 publicaciones sobre Psicología del Deporte. Docente en numerosos CURSOS máster, doctorados, cursos de entrenador y técnicos deportivos. Conferenciante. Entrenador de Fútbol UEFA PRO, con más de 20 años de experiencia en diferentes equipos. Asesor de diferentes clubes de fútbol en el área de psicología o metodología.