Fatiga pandémica

José Carrascosa
Fatiga pandémica

Han pasado meses desde el inicio de la pandemia. Mucho vivido, mascarillas, lavarse las manos, distancia social, confinamientos más o menos estrictos, alteración de las condiciones de trabajo, estudio o deporte, contagios, alguna víctima entre familiares y amigos, información contradictoria, decisiones incoherentes, improvisación, falta de trasparencia… Las emociones han ido evolucionando desde una agitación inicial hacia un desánimo, tristeza, enfado y cansancio a medida que ha ido pasando el tiempo. De hecho, se habla de “fatiga pandémica”.

El estrés es un mecanismo que se activa cuando uno siente demandas que cree no ser capaz de atender. El estrés se puede producir por congestión de situaciones a las que uno no puede llegar o atender. La tensión física y emocional se llega a convertir en cotidiana, permanente. La duración de la pandemia está provocando consecuencias negativas de tipo emocional en muchas personas y colectivos, profesionales y sociales. La OMS ya le ha puesto nombre, fatiga pandémica.

¿Tienes fatiga pandémica?

Son muchas las personas que, durante esta segunda oleada, están comenzando a sufrir agotamiento, sensación de indefensión, preocupación, falta de sueño o apetito, apatía, dificultades en la concentración, entre otros efectos. Un estado de ánimo que viene dado por el miedo al contagio, el aumento de las noticias negativas, la falta de contacto con nuestro entorno o la incertidumbre ante una situación tan cambianteY a partir de ahí uno presenta una sintomatología que está relacionada más con la fatiga mental y psicológica que con la fatiga física.

A medida que se acumula la fatiga, aumenta el cansancio, hartazgo, agotamiento, enfado, desánimo, tristeza, emociones negativas o desagradables que van asociadas.

La fatiga puede provocar relajación, incluso rechazo en el cumplimiento de las medidas de protección contra el virus. Se puede entender que detrás de algunos comportamientos irresponsables está el hartazgo que se ha ido acumulando.

¿Cómo llevas la fatiga pandémica?

La fatiga empuja a aflojar en el esfuerzo, a descansar. Me siento cansado y me tomo unos minutos de descanso. Pero en la pandemia no es posible aflojar en el esfuerzo porque lleva al incumplimiento de las medidas de protección, lo que pone en riesgo a quien lo haga y a su círculo de contactos diarios.

La fatiga física y emocional tiene un componente cognitivo relacionado con cómo se percibe o se interpretan las señales o síntomas de cansancio. La fatiga se percibe en forma de sensaciones físicas (agotamiento, alteraciones del sueño, disminución del apetito sexual, alteraciones en la conducta alimentaria…) y de emociones (irritabilidad, enfado, desánimo, tristeza…). Es clave cómo se interpretan las primeras señales que manifiestan la fatiga. Cada persona las interpreta o vive a su modo, según carácter, experiencia, valores, carga emocional…

Si la forma de reaccionar es “no puedo más”, “esto no lo puedo soportar”, “necesito salir, relacionarme, vivir”, es fácil que se produzca la relajación en el cumplimiento de las medidas de protección. En cambio, si ante la fatiga el pensamiento es “entiendo mi cansancio”, “es normal que esté muy cansado”, “aunque esté cansado, puedo seguir con mi esfuerzo”, “el cansancio no me va a hacer aflojar”, “me siento cansado, pero soy fuerte” será más fácil convivir con la fatiga, comprenderla y gestionarla de forma más eficaz.

Hay personas y colectivos sociales más expuestas a la fatiga emocional. En primer lugar, se me vienen al pensamiento los sanitarios que durante meses apenas han podido descansar. Están viviendo una situación de muchísimo estrés durante mucho tiempo. Nadie cuida de los que nos cuidan. Después están todos aquellos que están pagando la factura a nivel económico: paro, despidos, cierres… La avería a nivel de ingresos económicos va siendo grande en muchos hogares y empresas. ¡Claro que es lógico el hartazgo, la preocupación y el estrés!

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¿Cómo gestionar la fatiga pandémica?

Se puede utilizar la metáfora de la fatiga en el ejercicio físico o deporte como referencia para afrontar y gestionar la fatiga generada por los meses de pandemia.

En el deporte, la fatiga se entiende como un aspecto inherente al esfuerzo. La fatiga se comprende, se tolera y el deportista suele gestionarla bien. Cuando el deportista interpreta los primeros síntomas de fatiga desde la amenaza, riesgo o miedo, disminuye su esfuerzo, baja su rendimiento, puede sufrir decisiones por parte del entrenador, teme lesionarse… El deportista va aprendiendo a entender la fatiga asociada al esfuerzo, sabe que trabajarla mejora su condición física y mental, y aprende a no disminuir su esfuerzo, seguir trabajando al máximo nivel y seguir tomando buenas decisiones a pesar de la fatiga. Se pueden tomar del deporte aprendizajes para gestionar la fatiga pandémica, mucho más emocional que física.

  1. Entender la fatiga emocional

Es normal que después de 10 meses haya mucho cansancio o hartazgo. No puede ser de otra manera. La cuestión es qué hacer ante este lógico cansancio.

  1. Convivir con la fatiga

Cansancio, irritabilidad, incertidumbre, inestabilidad forman parte del clima emocional en el que nos toca vivir. No podemos esperar sentirnos felices del todo, así es el tiempo que vivimos. No es momento para pensar, sino para hacer, no podemos dejarnos llevar por nuestras emociones negativas. Las identificamos, las comprendemos, pero debemos desmarcarnos de ellas, nunca dejarnos llevar por ellas porque entonces será fácil que descarrilemos.

  1. Seguir esforzándose a pesar de la fatiga

Sentir cansancio no justifica tirar la toalla, aflojar, relajarse y dejar de cumplir las medidas de protección. Sería peor el remedio que la enfermedad. Hay que seguir esforzándose, aunque uno se sienta cansado o agotado. Se puede seguir, el cansancio no puede servir de excusa para relajarse, incumplir y poner en riesgo la propia salud o la de los demás.

  1. Saber cuidarse para contrarrestar la fatiga

Es posible contrarrestar la fatiga organizándose bien en el día a día aun sin que acompañe el estado de ánimo. No hay que esperar a estar animado para hacer actividades, hay que hacerlas para animarse y paliar el lógico cansancio. En nuestra Revista hay varios artículos publicados que ofrecen orientaciones o herramientas que ayudan a estar o sentirse bien, a pesar de las circunstancias.

La mejora comienza cuando aparece la fatiga

Los deportistas saben bien que entender, tolerar y seguir trabajando en la fatiga mejora la condición física y emocional. El auténtico entrenamiento comienza cuando aparece la fatiga, es cuando se mejora.

Esta misma actitud es válida para la fatiga pandémica. Se entiende, se tolera y se sigue con el mismo esfuerzo. Entonces, el proceso de mejora se activa, se alimenta el sentido de la responsabilidad, se es más solidario, se gana autocontrol, autonomía emocional, autoliderazgo… La fatiga pasa a ser un estímulo para el aprendizaje y la mejora individual. La fatiga no es insoportable, aunque no resulta fácil ni agradable la fatiga es una oportunidad de desarrollo personal.

José Carrascosa

José Carrascosa

Pionero de la psicología del deporte en España, ha trabajado durante más de 25 años con deportistas, entrenadores y equipos profesionales de primer nivel, ha colaborado en logros deportivos de sus clientes (ascensos, títulos nacionales y europeos, marcas europeas y mundiales, medallas olímpicas). Ha ayudado a que haya cambiado la percepción sobre las emociones y el alto rendimiento, desde “echarle güevos” a “competir”, desde el desconocimiento a la toma de conciencia del papel de las emociones sobre el rendimiento y el bienestar. Se considera un “artesano” de la educación y desarrollo emocional