Emoción es un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a la acción. Las emociones se generan como respuestas a un acontecimiento externo o interno. Un mismo objeto puede generar emociones diferentes en distintas personas. Diferentes expertos entre ellos Eduardo Punset Casals señalan que hay cerca de 307 palabras que se utilizan para describir una emoción al menos en español y de ellas 202 tiene un carácter negativo y 105 son positivas.
El papel de las emociones
Las emociones comprenden la vivencia de la persona emocionada precisamente descrita con algunos de los adjetivos anteriores, más en ocasiones no resulta fácil tener un registro de la vivencia. Le preguntamos a alguien que se muestra totalmente alterado por su expresión corporal si se siente ansioso o nervioso y no lo reconoce. Las emociones abarcan también cambios psicofisiológicos expresados en la alteración en determinados parámetros tales como la frecuencia cardiaca, resistencia eléctrica de la piel u otro. Las emociones afectan los procesos cognitivos, a menudo pueden alterar la atención y el comportamiento de la persona, que puede retraerse o en ocasiones ser más locuaz de lo que acostumbra. Y conjuntamente algo que aparece en la definición más arriba expuesta: “predispone a la acción”. Toda emoción es motivación. Incentiva a huir o confrontar. La motivación orienta e intensifica el comportamiento. Su expresión emocional se instaura como deseo o no deseo.
Emoción en el deportista
Hablar del deportista y de sus emociones conlleva entender la complejidad del espectáculo deportivo. El deportista está permanentemente bajo tensión que emana desde todos los ángulos de su existencia. Los fanáticos que quieren o esperan algo, son también demandados por los medios, los entrenadores cuya asociación puede ser exitosa cuando se caracterizan por un vínculo común, basado en la confianza, el respeto, el entendimiento y otras cualidades. Una relación equilibrada entre el deportista y el entrenador constituye una garantía para el desarrollo físico, psicológico, y profesional. Los padres que esperan el éxito de sus hijos. Todos, en general que desean un resultado notorio.
Este artículo destaca las emociones que viven los deportistas durante las competencias. Nos equivocamos si pensamos que las emociones solo se deben por la competencia, ya más arriba colocamos todos los actores que interactúan con el deportista. A la competencia se suman a ellos sus circunstancias. Por ejemplo, si el entrenador comparte sentimientos similares o no, la calidad de la relación con el entrenador tiene un impacto que se agrega a las emociones que ya generadas por el hecho competitivo. Se añaden las vicisitudes propias de la subjetividad del participante en relación con los posibles riesgos de una lesión, las características de los contrarios cuya excelencia puede ser superior a la del participante o aquellos contrarios cuya hostilidad rebasa los límites éticos del deporte. Asimismo el peligro de la realización de ejecuciones complejas que pueden tener consecuencia sobre su físico fruto de un accidente, incluso la necesidad de tener que enfrentar el rechazo por posturas como el racismo o por el sexo por parte de organizadores.
Para algunos la solución a todos los problemas se basa en pensar que entrenando más tiempo dará resultados mejores. Sin embargo, en otra línea de pensamiento, todo indica que si se perfeccionan activamente los roles de todos los participantes deportistas y entrenador y monitorean las metas psicológicas y físicas, y se promueve la comunicación y el afrontamiento como equipo sería un paso importante. En esta forma de pensar la actuación del psicólogo es crucial. Meta estudios realizados sobre las técnicas de intervención psicológica por: E. A. Gómez. (1991),y F. González Rey (1997), exponen que el éxito no depende en sí de las intervenciones, sino de la comunicación establecida, las características de las personas involucradas en la intervención, en este caso el deportista y el psicólogo, así como, la pericia del psicólogo para efectuar su labor.
De modo que, es necesario significar la importancia que tiene la personalidad del psicólogo y las características del deportista. Si la relación deportista-psicólogo se define como una relación interpersonal, es lógico considerar y estudiar en forma sistemática las características personales del psicólogo, tales como:
- La capacidad de persuasión.
- La empatía.
- El calor humano.
- La autenticidad.
Estas son características que juegan un papel trascendental en los resultados de la intervención psicológica. Según Mark B. Andersen, ha constituido una estrategia poco fértil centrarnos exclusivamente: “como psicólogos del deporte, nuestro principal objetivo es, sin duda, mejorar el rendimiento”. En cambio, para este autor es fundamental que el enfoque principal de los psicólogos que trabajan en entornos deportivos debiera ser la salud, el bienestar y la felicidad de aquellos a quienes servimos.
Así enfatiza Andersen: “gran parte del trauma y el daño (por ejemplo, baja autoestima, no ser lo suficientemente bueno, indigno) y gran parte de la curación ocurren dentro de contextos sociales (por muestra, tener un entrenador amoroso, trabajar con un psicólogo deportivo compasivo). Por ejemplo, sería difícil argumentar en contra de la influencia de la relación entrenador-atleta en la felicidad, el bienestar, la autoestima e incluso el rendimiento de un atleta. Para mí, el desarrollo de un modelo positivo, afectuoso y compasivo de lo que es mejor en las relaciones humanas entre un psicólogo deportivo y un atleta se sienta como una meta trans-teórica para el servicio, independientemente del modelo de tratamiento que se esté utilizando.”
Preparación psicológica y desarrollo personal
Autores como Riera y Cruz plantearon que es fundamental trabajar en función del crecimiento y desarrollo humano de los deportistas como parte de su preparación psicológica.
Desde una perspectiva de desarrollo humano, las intervenciones en la psicología del deporte no pondrían el énfasis en las “curas a corto plazo”, sino en la intensificación a lo largo de la vida del crecimiento, el desarrollo personal y el rendimiento deportivo máximo. En un nivel general, el objetivo de la intervención consiste en ayudar a los deportistas a manejar sus vidas a través de la planificación. En un nivel más específico, se establecen objetivos, de naturaleza tanto personal como deportiva, y se enseñan procedimientos para alcanzarlos.
Los deportistas ofrecen una oportunidad ideal para utilizar este modelo de trabajo, porque que se ponen así mismos objetivos establecidos positivamente. Un objetivo formulado de forma positiva consiste en lo que queremos hacer en vez de lo que no queremos que nos suceda.
Un segundo paso en esta dirección de actuación implica la identificación de obstáculos para alcanzar al objetivo, mediante el desarrollo de habilidades más eficaces de afrontamiento y de solución de problemas.
El rol del psicólogo en el deporte
El escenario actual del deporte de alto rendimiento muestra determinados riesgos para la salud del deportista, por tal motivo merece la pena hacer una reflexión y pensar en el rol del psicólogo del deporte, considerando una visión más moderna, humana y positiva del deportista y su entorno, otorgándole valor no sólo a la persona, sino también al contexto que lo rodea, la salud del individuo y su medio.
Desde un rol de investigador será necesario abordar en profundidad el concepto de bienestar psicológico e indagar en su impacto, no sólo desde la perspectiva de rendimiento, sino también desde la perspectiva de salud y crecimiento del deportista y su entorno. Considerando una visión preventiva y educativa, sería fundamental trabajar en la forma de establecer cómo llegamos y desde que conceptos objetivos y en el contexto del deporte, a desarrollar y/o fomentar el bienestar psicológico del deportista a través, por ejemplo, de agentes de apoyo relevantes para él o la atleta. Desde un rol de asesor y ha señalado Jaume Cruz, es fundamental en la optimización no sólo a nivel de rendimiento, sino también el bienestar de todos los miembros del equipo. Y finalmente por medio de competencias en un rol clínico se podría detectar con anticipación ciertas patologías y conflictos por medio de la evaluación del bienestar psicológico, compatible con la salud y el funcionamiento positivo de los deportistas.
A continuación, para reforzar los planteamientos anteriores se exponen los elementos necesarios para mostrar la necesidad de modificar el rol del psicólogo del deporte de manera que su labor no sea exclusiva al aseguramiento de los rendimientos.
Resulta reciente la aparición en la literatura de psicologia del deporte el tratamiento a los problemas psicopatologicos que se presentan en deporista. Todo lo relacionado con la psicopatología en el deporte es importante al menos por tres de las razones siguientes:
- Primero, el estado mental del atleta puede influir directamente en su rendimiento.
- Segundo, se sabe que la participación en la actividad deportiva y física afecta el estado de ánimo y salud mental de manera particular.
- Tercero, el tratamiento psiquiátrico de cualquier atleta que se encuentra con problemas de salud mental debe tener en cuenta el contexto deportivo si desea que el tratamiento tenga el resultado deseado.
En la actualidad existen manifestaciones en los deportistas que están vinculadas a problemas psiquiátricos, entre ellos los trastornos alimentarios, (anorexia) como es la el síndrome de sobre entrenamiento y el burnout, así como las repercusiones psicológicas fruto de las lesiones deportivas, de igual modo la tendencia al perfeccionismo, los trastornos fóbicos, trastorno del estado del ánimo, trastorno de personalidad, trastorno por estrés, y otros, en una revisión sobre problemas de salud mental en atletas se concluye que, los desórdenes alimentarios y abuso de substancias han sido los temas más estudiados, mientras que es necesaria mayor investigación sobre los desórdenes de ansiedad, psicosis en atletas, desorden bipolar, suicidio, hiperactividad y déficit atencional.
Todo lo anterior señala que si bien el psicólogo está preparado para trabajar en el ámbito del deporte sobretodo en la preparación mental del deportista para los entrenamientos y competencias y para realizar el entrenamiento mental como todas las tareas vinculadas a potencializar las capacidades y habilidades psicológicas. Ahora bien, en ocasiones pueden presentarse problemas que se requiere poseer un dominio de la psicología clínica, tanto por comportamientos no adaptados, o por circunstancias de la vida, por ejemplo, el fallecimiento de un familiar del deportista.
Siempre bajo estas circunstancias lo aconsejable es asumir un desempeño de atención clínica en que el deportista requiere ser atendido y posterior al momento crítico solicitar la ayuda de un psicólogo clínico sin dejar de atender en lo posible las dificultades que puede presentar el deportista.
El hecho que ser psicólogo del deporte no limita la atención primaria a un problema que presente un deportista. De manera que el conocimiento de los trastornos psicopatológico puede garantizar la actuación del psicólogo del deporte cuando la presencia de un problema de salud mental lo requiera.
Por más que la población de atletas está formada mayoritariamente por personas sanas existen por poner un ejemplo una cantidad de deportistas con trastornos de personalidad como tendencias paranoides, trastorno bipolar, histeria y otros que requieren del psicólogo una determinada preparación en psicología clínica.
La investigación de la ansiedad social y la depresión entre los deportistas garantiza la atención específica dado que estos desordenes representan formas comunes de psicopatología en edades típicas del comienzo tardío de la adolescencia la ansiedad social y la depresión entre los deportistas garantiza la atención específica dado que estos desordenes representan formas comunes de psicopatología en edades típicas del comienzo tardío de la adolescencia.
Las investigaciones han señalado que es conveniente delimitar la presencia de trastornos psicológicos en el deporte por ello resulta provechoso establecer algunos criterios para delimitar su presencia de trastornos psicológicos en el deporte lo conveniente es establecer algunos criterios. En este sentido como criterios se proponen:
- Conductas que amenazan o deterioran la salud del deportista a corto o largo plazo.
- Manifestaciones cognitivas, emocionales o motrices que dificultan el rendimiento deportivo y alteran el equilibrio psicológico del deportista, generándole malestar significativo y persistente.
- Conductas que generan conflicto en las relaciones interpersonales del deportista
- Conductas que se corresponden a los criterios diagnósticos de los trastornos incluidos en el DSM – IVTR (2001) o el CIE 10 (1992).
– Revisión de los 4 criterios tradicionales para determinar la delimitación entre lo “normal” y lo “patológico” (Estadístico, Social, Subjetivo y Biológico).
Salud Mental y Rendimiento
El Modelo de Salud Mental (MSM) del rendimiento deportivo (Morgan, 1978, 1980, 1985), describió el éxito en el deporte está inversamente correlacionado con la psicopatología. El modelo predice que los atletas se caracterizan por alcanzar altas puntuaciones en las medidas de constructos psicológicos tales como el neuroticismo, ansiedad rasgo depresión, confusión y fatiga tienden a no tener éxito en comparación con los atletas que puntúan bajo el rango normal en estas mediciones.
La presencia de estresores generales relacionados con los acontecimientos sociales e interpersonales, así como el estado de salud y las lesiones, también deben ser considerados ya que existe una gran evidencia de que estos factores también influyen en el estado de ánimo la salud mental positiva y el bienestar psicológico se relacionan al éxito atlético definido también como la ausencia de lesión o enfermedad, o la designación de ser elite. En resumen, hay evidencia de que las variables psicológicas relevantes para el MSM pueden tener un impacto significativo sobre el rendimiento deportivo. La probabilidad de sufrir trastornos emocionales tales como la depresión a menudo pueden reducirse por poseer buenas habilidades de afrontamiento o ser parte de una red social fuerte, y estos atributos también pueden beneficiarse de la recuperación de la lesión.
La literatura especializada viene aportando evidencias de que agentes como los propios deportistas y sus compañeros, los padres, los entrenadores y los gestores y organizadores de los eventos deportivos y de la competición pueden ejercer gran influencia sobre la forma de desarrollarse el deporte infantil y juvenil.
En este sentido, la atmósfera de equipo, el comportamiento y la filosofía de los entrenadores, la manera en que los padres interpretan el deporte y su comportamiento hacia el progreso y resultados deportivos de sus hijos, así como la forma de gestión del evento deportivo y la organización de la competición, son aspectos que pueden hacer que un deportista se oriente hacia el lado más positivo o por el contrario hacia el más negativo de la práctica deportiva.
El objetivo final del entrenamiento en el deporte de competición ha de ser ampliar y poner a punto los recursos físicos, técnicos y tácticos estratégicos de los deportistas. Todos estos aspectos pueden beneficiarse del conocimiento psicológico, optimizando la metodología de trabajo de los entrenadores y el funcionamiento de los deportistas
La psicología aplicada al deporte necesita estar en sintonía con los trastornos de personalidad de los deportistas debido a que los efectos de diversos trastornos requieren de un manejo sustancial ya que pudieran seriamente impedir el potencial del individuo y afectar la armonía del equipo.
La angustia de la participación deportiva, el estrés de los problemas familiares, el estado anímico, la confianza, la formulación y conocimiento de objetivos, el reconocimiento de expectativas, la evaluación de lesiones y la autoestima, son factores que definitivamente nos permitirán valorar el nivel de bienestar psicológico (Romero et al., 2009) de nuestro deportista y en función de ello, hacer planes que incluyan además del entrenamiento psicológico el entrenamiento en el desarrollo psicológico o bien la educación para el bienestar psicológico.
No toda práctica deportiva puede ser considerada saludable, de ahí que el criterio de salud sea un factor relevante que deba acompañar toda actividad física-deportiva, incluido el alto rendimiento.
En este sentido la Psicología del Deporte tiene como guía la búsqueda del bienestar de la persona. Como se ha visto, podrían existir dentro del deporte trastornos psicológicos, muchos de ellos, relacionados con la misma práctica deportiva o mediados por ella, los psicólogos del deporte deben estar preparados para hacerle frente a este tipo de situaciones, quizás una forma de intervenir sobre los mismos y anticiparlos, será a través del trabajo hacia la educación y conocimiento sobre psicopatología en el deporte y formación del bienestar psicológico del deportista. Para lo mismo, no se debe dejar de lado, el conocimiento sobre las otras áreas de la vida del deportista, sus redes sociales y el apoyo social, además de la periodización del entrenamiento deportivo (Balagué, 2006; Romero et al., 2009; Vealey, 2006).
En suma, será fundamental para este propósito, tal como señalan Núñez, León, González y Martín-Albo, 2011, la labor que puedan desempeñar los entrenadores generando un clima motivacional hacia la tarea y un mayor conocimiento de las emociones del propio deportista, factores relacionados con un aumento de los niveles de bienestar psicológico.
Tradicionalmente, en la medicina del deporte ha habido un enfoque casi exclusivo en mantener la salud física del deportista. Considerables recursos han sido durante mucho tiempo dedicados a este fin, con poca consideración de los problemas de salud mental. El MSM indica que es igualmente importante centrarse en la salud psicológica, en términos de su impacto en el rendimiento deportivo y para el bienestar general del deportista.
En relación, al trabajo con el equipo técnico, para lograr los objetivos señalados, la intervención se centra además en optimizar la relación coste/beneficio, así como la imagen institucional, fortaleciendo la permanencia de sus miembros además de facilitar las relaciones sociales positivas, el dominio del entorno y la utilización del apoyo social como una estrategia de afrontamiento favorable y facilitadora del bienestar psicológico entre jugadores y entrenadores, ha señalado Alicia Romero.
Por todo lo anterior, se hace necesario el aprendizaje y comprensión, dentro de la formación del psicólogo del deporte del concepto de bienestar psicológico, su tratamiento, metodologías de intervención, evaluación y seguimiento de esta variable para el pleno funcionamiento y desarrollo integral del deportista, así como también para alcanzar climas más favorables de entrenamientos dentro de la práctica deportiva.
El traslado de un rol a otro debe ser hecho con la mayor atención debido a que si la información sobre psicopatología deportiva por parte del equipo técnico es limitada puede generar tensión.
El éxito deportivo debe ser conceptualizado como un proceso y no sólo en términos de resultados como el nivel del equipo (arranque / no arranque; éxito / fracaso) o el cumplimiento de un rendimiento. Factores tales como la propensión o resistencia a las lesiones, la enfermedad y el síndrome de estancamiento cada uno contribuyen al éxito deportivo y, a su vez, están asociados a variables psicológicas (Raglin).
Es necesario contar con conocimientos sobre psicopatología en el deporte, y contar con un equipo de apoyo para este tipo de casos junto a ello, el rol educativo y de asesor del psicólogo no se debe limitar únicamente a la búsqueda del rendimiento deportivo, sino además a potenciar el bienestar psicológico del cuerpo técnico y el equipo deportivo al interior de una organización deportiva.