El perfil del jugador competitivo

José Carrascosa
El perfil del jugador competitivo

¿Quién es competitivo?, ¿cómo detectar al jugador competitivo?, ¿se puede hablar de un “talento” competitivo?, ¿es posible detectar ese talento competitivo?, ¿ser competitivo es querer ganar siempre?

Ser competitivo no es…

Existe una creencia muy extendida de que es competitivo quien tiene mucho carácter, quien quiere ganar siempre, como sea, quien se enfada cuando no lo consigue, se enfada consigo mismo, con los compañeros, con el entrenador, tampoco en casa se le puede hablar tras perder, quien es agresivo, no respeta al rival, utiliza estrategias de provocación, no respeta el juego limpio… Este perfil NO ES ser competitivo. Esto no es ser competitivo, ni siquiera es mucho carácter, es mal carácter. Vivir así la competición supone no estar preparado para gestionar la máxima exigencia y dificultad.

Esta concepción responde a la ignorancia, al analfabetismo emocional, y no encuentra justificación desde un enfoque científico, desde la psicología del deporte. Ese “mal carácter” genera dificultades para gestionar el rendimiento óptimo en la competición más exigente porque:

  • resta inteligencia
  • dificulta las tomas de decisión
  • activa o tensiona en exceso
  • impide gestionar la frustración
  • aumenta la agresividad
  • predispone hacia conductas agresivas
  • dificulta la ejecución precisa de acciones y gestos técnicos
  • provoca conflictos con los compañeros…

Son reminiscencias de la mal llama “furia española”, muy alejada de lo que es “ser competitivo”.

Ser competitivo reúne una serie de características a nivel deportivo y personal

“Ser competitivo” aglutina una serie de competencias y desempeños tanto a nivel deportivo como personal. Son competencias fácilmente observables e identificables sobre las que es posible ofrecer retroalimentación con un objetivo de mejora o aprendizaje. Igual que el jugador puede mejorar en el dominio del juego, se le puede dar feedback a nivel emocional con el objetivo de apoyar el proceso de aprendizaje de competencias emocionales, aprender a competir.

Ser competitivo: perfil deportivo

“Ser competitivo” a nivel deportivo se expresa a través del comportamiento en los entrenamientos y partidos.

  1. VIVIR EL DUELO CON EL RIVAL
    Competir supone aceptar el duelo con un rival al que se ha de superar. Es necesario vivir el desafío, sentir el duelo, establecer competencia con un rival para ganarle, superarle, sabiendo que el mayor rival es uno mismo. Uno se enfrenta consigo mismo por ser capaz de expresar todo su talento ante la mayor exigencia y dificultad, también bajo cualquier circunstancia. Las armas en ese duelo son claras: esfuerzo, trabajo y competencia emocional para gestionar con eficacia el examen que supone cada entrenamiento y cada partido. Ganar consiste en ser capaz de desatar la excelencia, desarrollar el mejor trabajo, expresar el talento en su amplitud, gestionar con eficacia, ser competente. Es un examen diario consigo mismo por elevar el nivel de calidad del propio trabajo que va poniendo en disposición de superar a adversarios desde el hábito de trabajar más y mejor cada día.
  2. CONCENTRACIÓN
    Se focaliza la atención sobre la tarea, se juega muy concentrado, tanto uno entra en la tarea, es lo que hace, la realiza con los cinco sentidos, ve y juega, sin pensar, centrado en el aquí-ahora, en el instante presente, lee cada acción y la resuelve desde los automatismos generados en los entrenamientos, las decisiones fluyen, la sensación es de jugar sin pensar, con el “piloto automático”, esto es muy concentrado. Estar tan concentrado ayuda a jugar de forma inteligente, con la cabeza limpia, en modo alerta, en actitud de análisis, leyendo y resolviendo el juego, viviendo el partido desde una actitud de resolución de problemas (el juego evoluciona, genera situaciones que hay que saber leer y resolver desde el trabajo realizado en los entrenamientos).
  3. AJUSTE DE TENSIÓN
    La activación emocional es la necesaria: ni excesiva, ni escasa. Existe ilusión, motivación, ganas de jugar, pero se siente tranquilo, a gusto, con equilibrio emocional, con sensación de control, no excesivamente activado, con ansias, acelerado, inquieto, “pasado de vueltas”. Algunos enfoques hablan de poner pasión, siempre, pero la justa, no excesiva. Afortunadamente casi nadie suscribe en estos tiempos eso de “echarle güevos”. La “intensidad” se refiere a una concentración máxima y una activación adecuada.
  4. DECIDIR RÁPIDO
    Una concentración absoluta mete tanto en la tarea que las decisiones fluyen, surgen de manera espontánea, sin pensar. Pero no es cierto. No es que se juegue sin pensar, al contrario, se juega tan concentrado que uno juega muy inteligente, decide rápido, antes del control, imprescindible para jugar a uno o dos toques.
  5. AUTOCONFIANZA
    Desde el conocimiento de sí mismo y desde el dominio de la tarea, uno se siente seguro de hacer su trabajo a su mejor nivel y de superar al rival trabajando más y mejor, ganado el duelo con él, imponiendo su trabajo en su zona. No es necesario sentirse el “mejor”, es suficiente saberse capaz de competir y superar al rival trabajando más y mejor que él.
  6. RESPONSABILIDAD JUSTA
    Simplemente se siente la responsabilidad de hacer el mejor trabajo, estar listo para imponer el trabajo al rival, trabajar más y mejor, superarle. Es una responsabilidad ajustada a la función o tarea que se debe desarrollar. Se tiene claro el “plan” y el objetivo es desarrollarlo. No existe más ni menos responsabilidad, solo la justa y necesaria como es hacer mi trabajo bien hecho, a mi mejor nivel, expresar mi mejor versión. No existen motivaciones como aprovechar la oportunidad, demostrar, sentir la obligación, no se anticipan dificultades, no se ven riesgos, no surgen temores… no hay exceso de responsabilidad.
  7. VALORES
    Los valores son principios que guían el comportamiento. Cuando se aprenden e interiorizan valores el comportamiento se organiza de forma coherente con ellos.
    ESFUERZO: dar lo máximo a nivel físico y emocional, sin excusas.
    AMBICIÓN: conducirse por buscar nuevos y sucesivos desafíos, buscar aprender, mejorar, perseguir la excelencia.
    HUMILDAD: respetar al rival, sobre todo cuando parece inferior, respetar a la profesión, no perder nunca la perspectiva del trabajo y de la realidad.
    ÉTICA PERSONAL: no hacer aquello que a uno no le gustaría que le hicieran, respetar el juego limpio, no apoyarse en la picaresca y el engaño.
  8. RESILIENCIA
    Se es consciente de que no hay un entrenamiento ni un partido en el que no surjan dificultades, pero se siente preparado para gestionarlas y superarlas. La dificultad es inherente a la competición y se vive como un estímulo que ayuda a desarrollar el propio talento, como una oportunidad para mejorar y marcar diferencias. Se entiende el error como un elemento del juego, inherente a la competición, se gestiona con normalidad y no afecta a la calidad del trabajo posterior. La frustración se entiende y se gestiona con eficacia sin que afecte al buen trabajo. No existe el temor al fallo, no hay enfados ni desánimo.
  9. TRABAJO COLECTIVO
    El trabajo individual es un elemento dentro de un trabajo colectivo. El trabajo de un equipo es un solo trabajo realizado entre once jugadores. Uno es consciente de que su trabajo es un engranaje dentro del trabajo colectivo. Se debe hacer un trabajo individual óptimo para que el trabajo colectivo sea excelente. Se debe coordinar con los compañeros de línea, pasillo y equipo. Es clave la comunicación, hablarse, apoyarse, animarse en el desarrollo del juego. Se corre para el compañero, para el equipo. El jugador determinante necesita siempre de compañeros que le asistan y lo es siempre en un contexto de trabajo colectivo. Nadie es determinante desde el egoísmo y trabajo individual, no coordinado.
  10. AUTOEXIGENCIA-AUTOMOTIVACIÓN
    El esfuerzo es innegociable, siempre uno desarrolla su máximo esfuerzo desde el inicio hasta el final del entrenamiento y el partido. No espera a ser exigido por el entrenador, se exige uno mismo. La ilusión, las ganas de jugar, también son innegociables. La motivación no depende del comportamiento del entrenador o de las circunstancias que van aconteciendo en torno a uno mismo, la motivación es permanente, como impulsada por un motor interno que se retroalimenta en cada entrenamiento y en cada partido.
  11. DISFRUTE – EQUILIBRIO EMOCIONAL
    El rendimiento es un estado de ánimo. Si se sufre no hay rendimiento óptimo, no se expresa el talento ni se desarrolla el mejor trabajo. El disfrute intrínseco al desarrollo de la tarea es garantía de calidad en ella. Pero el disfrute hay que vincularlo al esfuerzo y al entrenamiento, sentirse bien dándolo lo mejor de uno mismo, queriendo subir el nivel, mejorando las propias competencias, siendo competitivo…

Ser competitivo desde el ámbito personal

“Ser competitivo” requiere de competencias emocionales que ayudan a que el talento deportivo se exprese en su amplitud y se desarrolle. El desarrollo del talento deportivo se da con mayor probabilidad cuando existen unos factores que colaboran en ello.

  • ORIENTACIÓN A LA TAREA, APRENDIZAJE O MEJORA
    Estar muy motivado por aprender, mejorar, dominar más y mejor la tarea, ser mejor, elevar el propio nivel de competencia. Competir consigo mismo por desarrollar el propio talento deportivo y avanzar en el desarrollo personal. Ganar es la consecuencia de aprender, mejorar, aumentar el propio nivel de competencia.
  • AUTONOMÍA EMOCIONAL
    Ser proactivo, tomar iniciativas, provocar aquello que uno quiere que suceda. Ser responsable, tener autodisciplina, ser autocrítico. Tener un buen nivel de autoconfianza y autoestima. Gestionar los propios conflictos. Ser estable a nivel emocional, tener la llave de las propias emociones, del estado de ánimo, saber estar por encima de las circunstancias y no verse zarandeado a nivel anímico por los acontecimientos.
  • COMUNICACIÓN Y SOCIABILIDAD
    Disponer de habilidades sociales, sentirse capaz de hablar y relacionarse con cualquier persona, de trabajar con cualquier tipo de compañero, colaborar, cooperar, ser buen compañero, ser afable y crear un clima de cordialidad, saber discrepar, comprender y respetar las diferencias personales, culturales, ideológicas, religiosas…
  • PREPARACIÓN ACADÉMICA
    Tener la inquietud por ser una persona informada, formada, preparada, con criterio propio, crítico y autocrítico, abierta a la formación permanente a lo largo de la vida, con un buen hábito lector, con inquietud por aprender y autonomía en el aprendizaje, un pensamiento científico, buen estudiante, con buenos hábitos de estudio y trabajo a diario…
  • HÁBITOS DE VIDA SALUDABLE
    Ser un deportista sano o saludable es indispensable en el desarrollo del talento deportivo. Saber alimentarse, saber descansar, saber gestionar el ocio y tiempo libre condicionan la proyección deportiva. No se trata de renunciar a ser joven, a vivir en su edad, sino a saber cuidarse como un deportista saludable.
  • APOYO AFECTIVO, FAMILIAR, SOCIAL
    El contexto sociofamiliar apoya o aporta equilibrio y no genera tensiones, conflictos, estrés, frustración… Madres y padres animan, apoyan, acompañan en la práctica del fútbol, sin generar estrés, sin expectativas desproporcionadas… Cuida y mantiene el círculo de amistades de toda la vida, esos iguales con los que hay mucha confianza y que es difícil que a uno le defrauden. Los profesionales que asesoran (agentes o representantes) cuidan el desarrollo integral y el bienestar personal, no se limitan a la representación deportiva.
  • BIENESTAR EMOCIONAL
    El equilibrio y bienestar emocional se refleja sobre el terreno de juego. Una persona en conflicto no puede tener un rendimiento óptimo a nivel deportivo. Una persona poco integrada en su equipo tampoco puede rendir a su mejor nivel. El futbolista necesita de la persona, el rendimiento deportivo requiere del equilibrio y bienestar personal.

Intensidad (activación), concentración, decidir rápido, autoconfianza, trabajar en equipo, gestionar la frustración… son claves del fútbol al más alto nivel. Prepararse a nivel emocional requiere del aprendizaje de competencias específicas pero también exige desarrollo personal. A continuación te ofrecemos una herramienta práctica para la evaluación completa del perfil competitivo.

José Carrascosa

José Carrascosa

Pionero de la psicología del deporte en España, ha trabajado durante más de 25 años con deportistas, entrenadores y equipos profesionales de primer nivel, ha colaborado en logros deportivos de sus clientes (ascensos, títulos nacionales y europeos, marcas europeas y mundiales, medallas olímpicas). Ha ayudado a que haya cambiado la percepción sobre las emociones y el alto rendimiento, desde “echarle güevos” a “competir”, desde el desconocimiento a la toma de conciencia del papel de las emociones sobre el rendimiento y el bienestar. Se considera un “artesano” de la educación y desarrollo emocional