Delantero centro: cómo entrenar su personalidad (Psicópatas del gol)

José Carrascosa
Delantero centro: cómo entrenar su personalidad (Psicópatas del gol)

No es fácil encontrar un auténtico “depredador” del área, un delantero goleador que intimide a los defensas solo con su presencia. No es solo una cuestión de calidad o talento futbolístico, de “tener gol”, es mucho más, se necesita disponer de una personalidad equilibrada y arrolladora que ayude a ser una pesadilla entre las defensas de los equipos rivales. No me refiero a ser un provocador, que atente contra el juego limpio, sino a ser capaz de intimidar a los rivales desde el esfuerzo y el trabajo bien hecho, desde una mentalidad (competencias emocionales) y que ponga al rival en permanente dificultad

El talento es del todo insuficiente. Las competencias emocionales incrementan el valor del talento porque mejoran la capacidad para definir o finalizar ante la portería rival. Es necesario entrenar la personalidad del delantero centro, educar en él unos valores, una actitud y unas competencias emocionales específicas. Los niños no nacen teniendo gol o siendo depredadores del área. Los entrenadores deben ir educando o moldeando en las diferentes edades esas competencias emocionales que definen al delantero centro competitivo.

Competencias emocionales del delantero centro

Podemos identificar las siguientes competencias emocionales imprescindibles en un buen delantero centro competitivo:

  1. Conducirse siempre desde el máximo ESFUERZO.

    Solo se mejora desde el esfuerzo. Cuando uno se obliga a dar lo máximo cada día, en cada entrenamiento y en cada partido hasta convertirlo en un hábito, es cuando se está en disposición de mejorar. Exigirse el máximo esfuerzo tolerando la fatiga, mejora la condición física, desarrolla el carácter y hace mejor al futbolista. El delantero tiende a regular su esfuerzo y a no desgastarse en trabajo defensivo. Es una creencia equivocada que le resta valor como futbolista. Las mayores satisfacciones suelen ir precedidas de los mayores esfuerzos.

  1. Saber TRABAJAR EN EQUIPO o hacer un TRABAJO COLECTIVO.

    El trabajo del delantero centro es un elemento dentro del engranaje del trabajo colectivo. Es quien inicia el trabajo defensivo del equipo y quien finaliza el juego de ataque. El gol es la expresión final de un trabajo de ataque por parte de todo el equipo, rubricado por el delantero centro. Su función no solo es la de hacer goles, definir, sino también asistir a sus compañeros para que marquen goles. El delantero centro es un especialista, como cada uno de sus compañeros, dentro de un trabajo colectivo.

  1. Tener AUTOCONFIANZA.

    El delantero centro vive rodeado de contrarios que tratan de impedirle realizar su trabajo. En el duelo con los defensas del equipo rival ha de sentirse capaz de trabajar más y mejor que ellos, imponer su trabajo hasta meterles en dificultades, generarles dudas y llevar al error. Eso solo es posible trabajando desde el atrevimiento, convicción, determinación y autoconfianza. Ha de creer en su capacidad y en su trabajo, ha de saberse capaz de imponer su trabajo, ha de tener confianza para poder intimidar al rival.

  1. ENTENDER EL ERROR / TOLERAR LA FRUSTRACIÓN.

    El trabajo del delantero centro es muy evidente, salta a la vista, está muy expuesto ante la grada. Sus aciertos y errores siempre son manifiestos, no pasan desapercibidos. El futbolista debe ser consciente de esta exposición que acompaña a su trabajo, sus aciertos y errores van a ser sobrevalorados. No entender ni tolerar la posibilidad del error hace más vulnerable, más inseguro y multiplica los errores o fallos; saber que te puedes equivocar y entenderlo resta temor a fallar y potencia el atrevimiento. El buen delantero centro relativiza el error. No meter gol no quiere decir que haya definido mal. A veces es mérito del portero rival que acierta en su acción de defender su portería. Una o dos acciones, por muy evidentes que sean, no pueden distorsionar el buen trabajo de todo un partido. No se puede ir uno a casa después del partido con el enfado o decepción de haber perdonado una ocasión en un uno contra uno, siendo que el trabajo ha sido bueno o muy bueno.

  1. Saber CONVIVIR CON EL GOL.

    El gol no se busca, se gestiona. Cuando el gol se busca, casi de forma obsesiva, resulta difícil encontrarlo, cuanto más se busca menos se encuentra. El gol llega desde la concentración, tranquilidad, confianza y la correcta gestión del juego en la proximidad o dentro del área rival. Dicen que el gol es cuestión de rachas. No estoy del todo de acuerdo. El gol acompaña a los estados de ánimo. Un gol trae más goles porque libera de responsabilidad y potencia el atrevimiento y la autoconfianza, el error si no se acepta con naturalidad puede traer más errores porque aumenta la responsabilidad, obligación y urgencia de hacer gol.

  1. DEFINIR, SIN SENTIR NI PENSAR.

    La mayoría de delanteros se sensibilizan en exceso ante la cercanía del gol, metiéndoles cierto vértigo que les lleva a precipitarse o dudar. Parece que definir conlleva una carga emocional diferente a cualquier otra acción ejecutada fuera del área. Solo unos pocos, los mejores goleadores, no sienten nada en la definición, se muestran inteligentes, ven y hacen, leen y resuelven con la misma concentración, tranquilidad y confianza que lo hacen alejados del área. Son auténticos “psicópatas” del gol, ni piensan ni sienten, definen como una máquina, sin sentimientos, sin pensar, sin dudas, lo ven y lo hacen, lo inventan en el mismo instante.

  1. ACEPTAR LAS CRÍTICAS.

    El delantero centro siempre está en el centro de las miradas de los aficionados y medios de comunicación. Su trabajo nunca pasa desapercibido. El equilibrio emocional exige asistir impasible a la opinión de los demás, independizarse de ella, ser autónomo, tener criterio propio. Las opiniones ajenas no tienen por qué ser compartidas. El futbolista debe atender y considerar la opinión de sus técnicos. Cualquier delantero centro ha vivido momentos puntuales de desencuentro con sus aficionados. Son críticas que no deben dejar huella, más bien deben considerarse un estímulo, mover a seguir trabajando y atreviéndose.

  1. AGRESIVIDAD.

    El buen delantero centro requiere de agresividad positiva, ha de ser un tipo “caliente”, que viva con intensidad el duelo con los rivales, que active la adrenalina y testosterona necesarias para vivir los duelos con los defensas rivales.

  1. Ser GENEROSO.

    El éxito de un delantero siempre guarda una relación directa con el trabajo colectivo. El delantero goleador personaliza el éxito de todo un equipo. Que obtenga mayor reconocimiento público e incluso económico, dado que el gol se paga, no puede llevarle a un egoísmo absurdo o caprichoso. Debe ser generoso con los compañeros porque en realidad su brillo lo debe en gran medida al trabajo de ellos.

  1. Tener HUMILDAD.

    Nunca se puede perder la perspectiva de los propios orígenes, de dónde viene uno y cómo ha llegado al momento presente. La humildad es necesaria para mantenerse en una actitud de mejora permanente. La humildad también ayuda a respetar al rival y a los compañeros, hace que no te confíes ante un rival potencialmente inferior ni pongas difícil la convivencia dentro del equipo. La humildad ayuda a relativizar lo que los demás entienden por éxito y fracaso; el éxito solo es un trabajo bien hecho, mientras que el fracaso es un trabajo que posiblemente haya que mejorar. La humildad ayuda a digerir el éxito y a no distorsionar la realidad. Donde los demás ven un icono mediático uno solo se percibe como un buen profesional que intenta hacer su trabajo lo mejor posible sin regatear ilusión y esfuerzo.

  1. Ejercer LIDERAZGO.

    El delantero centro está llamado a ser uno de los líderes en la tarea sobre el terreno de juego. Por su demarcación y por su capacidad de intimidación hacia el rival el delantero centro tira de su equipo, éste le busca y agradece encontrarlo. No es necesario que lleve el vestuario, que lidere al grupo desde la vertiente social y afectiva, pero el delantero centro debe ejercer un liderazgo desde la tarea, siendo una referencia importante para los compañeros sobre el terreno de juego.

  1. Moverse por NUEVOS Y SUCESIVOS RETOS.

    Escalar hacia la élite, situarse entre los mejores, exige trabajar duro cada día tratando de aprender y mejorar de forma que cuando se asciende de nivel o categoría hay que seguir insistiendo, sin pararse, para seguir escalando a otro nivel inmediatamente superior. Una vez logrado un reto hay que plantearse otro nuevo y así sucesivamente. Conformarse o acomodarse equivale a dejar de mejorar y crecer. Los halagos pueden distraer y saciar respecto a la intención de seguir trabajando para mejorar.

  1. Alcanzar la AUTONOMÍA EMOCIONAL.

    El delantero centro “matador” es una persona autónoma a nivel emocional, que dispone de la llave de su propio equilibrio y no se deja zarandear por las circunstancias. Cualquier acontecimiento favorable o desfavorable lo vive con relativa tranquilidad y equilibrio, sin sobresaltos, ni euforia ni angustia, sin perder la cabeza.

A modo de conclusión, el delantero centro no nace siéndolo, va aprendiendo a serlo progresivamente, formándose cada día, enseñándole y educándole no solo en lo referido a contenidos técnico-tácticos sino también en cuanto a valores y competencias emocionales que ayudan al rendimiento óptimo y al mejor desarrollo deportivo y personal.

Esperamos que esta reflexión sirva para que muchos chicos/as, madres padres y entrenadores se conciencien de la importancia de enseñar y aprender competencias emocionales, más allá de lo meramente futbolístico, que hacen mejores en lo futbolístico y en lo personal. El talento se desarrolla y se expresa desde el estado de ánimo, y cobra sentido al servicio del equipo.

José Carrascosa

José Carrascosa

Pionero de la psicología del deporte en España, ha trabajado durante más de 25 años con deportistas, entrenadores y equipos profesionales de primer nivel, ha colaborado en logros deportivos de sus clientes (ascensos, títulos nacionales y europeos, marcas europeas y mundiales, medallas olímpicas). Ha ayudado a que haya cambiado la percepción sobre las emociones y el alto rendimiento, desde “echarle güevos” a “competir”, desde el desconocimiento a la toma de conciencia del papel de las emociones sobre el rendimiento y el bienestar. Se considera un “artesano” de la educación y desarrollo emocional