Se puede afirmar que en la sociedad actual hay una gran cantidad de personas que llevan una vida sedentaria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la inactividad física es un problema de salud pública mundial y señala que esto se debe a que el ocio, el trabajo, las tareas domésticas y el uso de medios de transporte “pasivos” son responsables en esta disminución de la actividad física en las personas. El sedentarismo es un factor que incide sobre la salud y el bienestar emocional de las personas.
¿Qué se entiende por sedentarismo?, ¿cuál es su origen?, ¿cuándo y cómo surge el deporte según lo entendemos en nuestra sociedad?, ¿qué dice la OMS respecto al sedentarismo?, ¿qué beneficios a nivel psicológico tiene ser una persona activa?, ¿qué barreras se suele poner uno mismo para no abandonar el sedentarismo?, ¿cómo iniciarse en el deporte y llegar a coger el hábito de hacerlo con continuidad?
¿Qué es el sedentarismo?
¿Qué se entiende exactamente cuando hablamos de una persona sedentaria?
La Real Academia Española (RAE) lo define como un modo de vida de poca agitación o movimiento. También se refiere a este término como “dicho de una tribu o un pueblo: dedicado a la agricultura, asentado en un lugar, por oposición al nómada”.
¿Cuál es el origen del sedentarismo?
El ser humano en sus orígenes era nómada, es decir, que iba de un lugar a otro sin establecerse de manera definitiva en ninguno de ellos. A día de hoy, hay algunas culturas que todavía mantienen ese modo de vida, pero en la mayoría de las sociedades ese comportamiento es cada vez menor. La época nómada por excelencia es la prehistoria, constituida por comunidades cuyos miembros eran cazadores-recolectores en busca de alimento, llegando así a poblar todos los continentes. Por tanto, el ser humano está diseñado para andar, para moverse y para estar sometido a una actividad física constante, lo cual le ha permitido adaptarse a distintos entornos y evolucionar como especie. El siguiente paso en el desarrollo de estos pueblos fue el avance en la agricultura, la pesca y la ganadería pasando, por tanto, a establecerse en un territorio fijo y concreto para poder llevar a cabo el nuevo modo de vida que habían descubierto. Desde entonces hasta la fecha actual, el ser humano como especie ha atravesado muchas épocas históricas, con su correspondiente contexto cultural y social, pero mantienen en común la convivencia en una sociedad sedentaria. Es en este momento más que en ningún otro en la historia cuando estamos viviendo el máximo exponente del sedentarismo, como nunca antes en la historia evolutiva de nuestra especie.
¿Qué papel tiene el deporte respecto a las sociedades primitivas?
El deporte, tal y como lo entendemos hoy día, queda muy lejos de las sociedades primitivas, pues no se puede englobar como una actividad cuyo fin sea la supervivencia. Sin embargo, Diem (1966) habla sobre actividades físicas y lúdicas en un contexto religioso, como ofrendas a los dioses, ligadas a las estaciones anuales que regulan los periodos de trabajo y descanso, de recogidas de las cosechas, de acción de gracias y de culto a sus muertos.
¿Hasta cuándo se remonta la existencia del deporte tal y como lo entendemos en la sociedad occidental actual?
Sin duda estamos hablando de la Grecia Clásica, hacia el S.IV a.C., cuando este tipo de actividad física pierde el sentido religioso para convertirse en una fiesta profana, dando así lugar a los Juegos Olímpicos griegos. Para los helenos, las actividades deportivas ocupaban un lugar importante y hacían ejercicio por la utilidad que podía tener para la guerra y para el cuidado de la salud.
En definitiva, en la época primitiva, las sociedades nómadas no practicaban actividad física como un fin en sí mismo, sino que es en las sociedades sedentarias donde ya aparece cierto tipo de movimientos corporales relacionados con ritos de carácter religioso, pero no es hasta la llegada de la civilización griega que se da una aparición del deporte más cercana a la visión actual.
¿Qué papel tiene la OMS respecto al sedentarismo?
Según los datos publicados en su página web, la OMS señala que el sedentarismo es un serio problema cuya población de riesgo son jóvenes, mujeres y adultos mayores. Se ha observado que la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (6% de las muertes registradas en todo el mundo). Al menos un 60% de la población mundial no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud. Para ello, la OMS propone una serie de programas educativos con el objetivo de que las personas de todas las edades se muevan.
Tal como se ha señalado, probablemente es en el momento actual cuando más problemas esté provocando el sedentarismo en las personas. No cabe duda de que la teoría es bien conocida por todo el mundo, ya que nadie niega lo bueno que es hacer deporte. Sin embargo, no todo el mundo lo lleva a cabo.
Según la OMS ¿qué ventajas tiene ser una persona activa para la salud? Entre las mejoras de las que una persona puede beneficiarse se encuentran:
- Reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas
- Mejora la salud ósea y funcional
- Es determinante para el gasto energético, y por tanto, fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso
¿Qué beneficios a nivel psicológico tiene ser una persona activa?
Básicamente, sentirse bien con uno mismo y, en consecuencia, mejorar la autoestima, confianza en uno mismo, sentimiento de autosuperación, satisfacción personal al ver que consigues los objetivos que te propones, dedicarte un tiempo muy valioso a ti mismo, a estar con tus pensamientos, tus inquietudes, tus proyectos, tus ilusiones…
Hay un efecto rueda o circulo vicioso en el que una cosa lleva a la otra. Si te levantas un día con buen humor, las probabilidades de que te apetezca hacer ejercicio son mayores, te relacionarás mejor con la gente, serás más eficaz en tu trabajo, tendrás más ganas de cuidarte, de alimentarte bien, descansarás estupendamente por la noche, el sueño será más recuperador, te levantarás por la mañana más descansado y vuelta de nuevo al ruedo.
¿Has tenido la iniciativa de practicar deporte, pero lo acabas dejando?, ¿te pones impedimentos tú mismo?
A veces ocurre que uno mismo es quién más trabas se pone a la hora de intentar logar un objetivo. Si entre la lista que aparece a continuación encuentras algunas de las dificultades que te sueles encontrar, te proponemos un punto de vista diferente.
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- Falta de tiempo. Trata de comprometerte, aunque sea un día a la semana para hacer algo de deporte. Organiza tu agenda en el momento que consideres mejor para ti y dale la prioridad que se merece. Cuenta con que el tiempo que dedicas a hacer deporte, se lo debes quitar a otra tarea.
- Lesiones frecuentes. Conoce tu cuerpo, tanto tus fortalezas como tus debilidades, de manera que te permita conocer tus límites sin llegar a romperte. Puedes pedir ayuda profesional de especialistas como entrenadores personales, nutricionistas, fisioterapeutas o psicólogos.
- Miedo por la pandemia. En primer lugar, pregúntate si ese miedo que sientes se aplica a todas las áreas de tu vida o solamente a la hora de hacer deporte. Después plantéate actividades que se lleven a cabo al aire libre o con un grupo muy reducido de personas y cumpliendo las normas básicas de seguridad.
- Soledad. Es posible que no te guste salir a entrenar solo. Esto suele ocurrir sobre todo al inicio de cierta actividad, pero una vez que has cogido el hábito y la seguridad en la tarea, lo más probable es que te decidas también, aunque sea una actividad en solitario.
- Falta de disfrute. Puede costar encontrar un deporte que vaya contigo, no solo por la propia habilidad motora o de resistencia que requiera, sino porque se adapte también a la zona donde vives, a tu agenda, a tu carácter o a tu gusto. Por ello es importante probar entre varias actividades y estar abierto a que alguna de ellas te sorprenda.
- Edad: adecúa tanto la intensidad, como la actividad que practiques para que tu cuerpo pueda adaptarse y aguantar sanamente sin que llegue a perjudicarte. Nunca es tarde para iniciarse y más si hablamos de un hábito tan saludable como deporte.
- Pereza. Piensa en cómo te sientes una vez que has terminado de hacer deporte y pregúntate si el esfuerzo ha merecido la pena o no. ¡Seguramente sí! Así que, date tregua a ti mismo y asúmelo como parte del juego.
- Estar cansado. Es sorprendente, pero en ocasiones contribuye a sentirte más descansado. Esto se debe a que las horas de sueño suelen ser mejores y más recuperadoras. Además, al hacer deporte activas tu cuerpo tanto a nivel físico como mental, de manera que después te sentirás mejor.
- Falta de material. Es fundamental realizar determinado deporte con material técnico y específico para la propia actividad, lo cual te va a permitir sentirme cómodo, adaptarte mejor y disfrutar mucho más.
- Ausencia de sentido. Toda acción que lleves a cabo debe tener un significado para uno mismo. Trata de buscar un porqué a tus propósitos y dedícate un tiempo a reflexionar sobre ello hasta encontrarlo.
¿Qué te puede aportar el deporte a nivel personal?
- Estar con uno mismo. Independientemente de si estás con más personas, solo tú puedes hacer deporte por ti.
- Plantearte objetivos como un reto personal porque te tienes que preparar tanto física como mentalmente para ello.
- Disfrutar de la naturaleza y lugares únicos que de otra manera quizás nunca hubieras conocido.
- Capacidad de superarte a ti mismo, porque también hay momentos duros y es muy satisfactorio una vez que los has superado.
- Es un momento de liberación, de desahogo y descarga emocional porque después de hacer deporte puede cambiar tu perspectiva sobre algunos temas.
Orientaciones o pautas para iniciarte en el deporte
- Prueba tantos deportes como te sea posible. Puedes practicar distintos deportes durante tus vacaciones, adaptándolos así a tu tiempo de ocio y entretenimiento.
- Elige uno o dos que más te gusten. Con algunos te sentirás más cómodo que con otros, lo cual es normal. Ten en cuenta que es prácticamente imposible ser bueno en todos.
- Márcate objetivos que tengan un sentido para ti. Acostúmbrate a preguntarte por qué haces determinado deporte, qué te aporta, cómo te hace disfrutar.
- Ve de menos a más, progresivamente. Ten calma, paciencia y sensatez. Empezarás a ver los resultados de tu esfuerzo a largo plazo, por lo que es mejor no tener prisa en conseguir resultados inmediatos.
- Prepara la ropa y el material con tiempo. Organiza con antelación la ropa y material necesarios para hacer deporte. Esto te ahorrará tiempo que puedes utilizar para descansar y, sobre todo, es una manera eficaz de vencer posibles momentos de duda.
- Planifica tu actividad física. Al igual que respetas tus horarios de jornada laboral, otórgale la misma importancia a tu tiempo para hacer deporte y no lo muevas excepto por causa de fuerza mayor.
- Siente cómo está tu cuerpo. Aprende a observar y conocer tu cuerpo, a percibir si está relajado o si tiene algo de tensión acumulada en algunos grupos musculares. Es bueno para saber cuándo parar y evitar lesiones.
- Cuenta con un tiempo de adaptación. Al principio, tu cuerpo se sentirá extraño o débil si consume más calorías de las que ingiere, pero finalmente se acabará acostumbrando hasta llegar a trasmitir buenas sensaciones.
- Practícalo en compañía de alguien, crea lazos sociales. Hacer deporte es una oportunidad de ampliar tus círculos de amistad. Te ayuda a conocer gente nueva, independientemente de la edad. ¡Seguro que es buen momento para ampliar tu círculo de amistades!
Al hilo de practicar deporte en compañía, ¿conoces el efecto de facilitación social? Se trata de un estudio que llevó a cabo el psicólogo estadounidense, Norman Triplett (1861 – 1934). Este efecto se estudió en un experimento en el que se medía el rendimiento de unos ciclistas cuando iban en grupo y cuando iban solos. El resultado que se obtuvo señaló que el rendimiento es mayor cuando se realiza una determinada actividad en presencia de otros. Este estudio se ha replicado en numerosas ocasiones, obteniendo en todos ellos los mismos resultados.
Conclusión
En definitiva el cuerpo del ser humano ha sido creado para estar sometido a un nivel alto de actividad física, lo cual le ha permitido evolucionar desde la prehistoria hasta nuestros días. Pero debido al contexto cultural en el que vivimos actualmente, muchas personas están dejando de ser activas físicamente con las consecuentes enfermedades que este problema trae consigo, por lo que es fundamental que todo el mundo practique un mínimo de deporte semanal para vivir sanamente, tanto a nivel físico como psicológico.
Bibliografía
- El deporte en Occidente. Autor Jose Luis Salvador. Ed:Cátedra (2004). Madrid.
- https://www.who.int/dietphysicalactivity/factsheet_inactivity/es/