EL RENDIMIENTO DESDE UN ENFOQUE SISTÉMICO. La bioecología, un modelo con implicaciones prácticas

Regina Brandao

y colaboradores: Luís Felipe Tubagi Polito, Daniela Angelo, Mariana Correa, Vania Hernandes de Souza, Rosemeire de Oliveira, Marcelo Villas Boas Junior

El éxito de los equipos deportivos olímpicos y paralímpicos que han representado a los diferentes países en eventos internacionales, tanto en las categorías adultas como juveniles, han cambiado radicalmente el panorama del deporte en estos países. Esto ha tenido repercusiones no sólo en las macroestructuras asociadas a las políticas deportivas, tanto públicas como privadas, sino también en las microestructuras familiares y escolares. Este fenómeno deportivo, sin duda, es un tema de gran actualidad debido a que dentro de muy poco tiempo tendrán lugar los Juegos de la XXXII Olimpiada en Tokio (Japón).  Para aproximarnos a este fenómeno tomaremos como modelo teórico el Modelo Bioecológico de Desarrollo Humano de Bronfenbrenner. Desde este paradigma analizaremos las implicaciones psicológicas inherentes a la práctica del deporte, de deportistas y equipos desde una perspectiva sistémica, es decir, tendremos en cuenta los diferentes contextos que intervienen directa o indirectamente en el funcionamiento psicológico de los participantes.

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Modelo Bioecológico

Urie Bronfenbrenner (1917-2015) fue un psicólogo del desarrollo ruso que emigró a los Estados Unidos y allí desarrolló una serie de estudios que culminaron en la elaboración del modelo bioecológico. Sin embargo, la trayectoria recorrida por Bronfenbrenner para concebir su modelo no es fácil de sintetizar y no es un pretexto de este artículo explorar todos sus elementos. Sin embargo, cabe señalar que originalmente el modelo fue concebido para entender el desarrollo humano que tiene lugar a lo largo de la vida desde una perspectiva sistémica. En la década de 1990, un investigador brasileño Ruy Krebs llevó el modelo a Brasil y sus alumnos de maestría y doctorado comenzaron a utilizarlo para entender el deporte del rendimiento en sus diferentes aspectos, en deportes tales como el voleibol (Brandão, 1996), el atletismo (Vieira, 1999), y el tenis (Copetti, 2001). También se estudiaron procesos psicológicos como la motivación para la práctica (Krebs et al., 2011). Desde entonces, se han realizado diferentes estudios utilizando el modelo para analizar la iniciación deportiva (Souza, 2010), la resiliencia en el deporte (Fontes y Brandão, 2013), la transición de carrera en el deporte (Justino, 2014) y la autonomía en atletas con discapacidad intelectual (Pedrinelli et al., 2018).

La Figura 1 muestra los cuatro componentes que forman el modelo bioecológico (Persona-Proceso-Contexto-Tiempo). La persona (en nuestro caso, atletas y entrenadores) es un ser biopsicológico con tres tipos de características: disposiciones, recursos y demandas. El contexto se entiende como los entornos inmediatos (microsistema y mesosistema) o remotos (exosistema y macrosistema) que tienen el poder de influir en la persona. El proceso se refiere al grado de interacción entre la persona y los contextos, se considera el componente más importante del modelo, ya que la forma, fuerza y dirección de esta relación es que determinará el crecimiento psicológico de la persona y, el tiempo, se refiere al cronosistema que puede aludir a la vida de la persona (macrotiempo) o la preparación para un campeonato en particular (un ciclo olímpico de 4 años, por ejemplo).

Bioecología

Figura 1 – Elementos del Modelo Bioecológico del Desarrollo Humano

Desde la psicología del deporte, todo diseño de investigación, así como cualquier método de trabajo aplicado que adopte el modelo bioecológico como orientación teórica, debe tener en cuenta que los cuatro elementos son inseparables y deben estudiarse relacionados entre sí. Pero para entender mejor cada uno de estos elementos se pueden analizar por separado. Para ello presentaremos la forma en la que Bronfenbrenner define las características de cada elemento y su importancia en la composición del modelo bioecológico.

PERSONA, primer componente del modelo

Según el modelo la persona tiene atributos (disposiciones, recursos y demandas) que desencadenan diferentes reacciones del entorno. Cada atributo tiene sus propias características que pueden ser positivas o negativas, por lo que las disposiciones pueden generar desarrollo o, por el contrario, perturbar el desarrollo; los recursos pueden considerarse limitados o adecuados para el desarrollo de competencias; y las demandas invitan o desalientan las reacciones de la persona en el medio ambiente (Figura 2).

atributos personales sabercompetir

Figura 2 – Atributos personales del modelo bioecológico

Cuando los deportistas se enfrentan a dificultades u obstáculos durante el curso de la vida deportiva, a menudo se enfrentan a situaciones ante las que puede que respondan de dos maneras completamente distintas: o bien manifestando un esfuerzo para superar tales dificultades o, por el contrario, sintiéndose impotentes o incapaces de generar energía en la búsqueda de superarlos. Por lo tanto, las disposiciones son las características de una persona más propensas a influir en su desarrollo futuro porque tienen una relación directa con el comportamiento de los deportistas que los lleva o bien a adaptarse a las características del entorno poniendo en marcha su proceso de desarrollo, o bien a interferir activamente, retrasando e incluso impidiendo su aparición.

Las primeras están asociadas con las características positivas del deportista como la motivación de calidad, la disposición a cooperar con compañeros de equipo, la iniciativa de aceptar tareas que favorecen al equipo, etc. En cuanto las características negativas, que pueden prevenir o retrasar su ocurrencia, incluyen, en un polo, atributos como la impulsividad, dificultad para mantener el control sobre las emociones, distracción, incapacidad para posponer recompensas o, más extremadamente, comportamientos agresivos y violentos, en otro polo, indiferencia, falta de atención, apatía, falta de interés, sensación de inseguridad y timidez, o una tendencia general a evitar o retirarse de la actividad. Conocer las disposiciones de nuestros deportistas nos lleva a tener respuestas a algunas preguntas importantes: ¿Qué mueve a mi deportista? ¿Cuál es su sueño? ¿Cuál es su capacidad para poner en práctica su sueño?  ¿Cuál es su motivación para luchar por su sueño? ¿Cómo busca una meta? ¿Cómo comienza su caminata? ¿Cuál es su capacidad para resistir a las actividades comunes a su grupo de edad? ¿Cuál es su capacidad para superar desafíos?

El segundo tipo de características se refiere a los recursos personales que se clasifican en dos categorías, “activos y pasivos biopsicológicos“, que influyen en la capacidad de un deportista para desarrollarse eficazmente. Al principio son condiciones pasivas las que limitan o alteran la integridad funcional de un organismo, tales como defectos genéticos, dificultades físicas, enfermedades graves persistentes, daño cerebral causado por accidentes o procesos degenerativos. En el deporte este tipo de recursos puede explicar tanto la exclusión en la selección para el aprendizaje como el abandono del deporte por parte de los ya comprometidos en su práctica. Por otro lado, las condiciones activas, a diferencia de las primeras, corresponden a las habilidades, conocimientos, y experiencias adquiridas a lo largo de la vida deportiva. Estas condiciones son importantes recursos biopsicológicos, que favorecen la adaptación al medio ambiente en una relación recíproca.

Pero para conocer los recursos de nuestros deportistas debemos tener respuestas a algunas preguntas importantes: ¿Como interactúa con las múltiples oportunidades que aparecen en el día a día, éxitos, fracasos? ¿Con los problemas de relacionamiento, regaño del entrenador? ¿Cómo interactúa con la rutina de entrenamientos y competiciones? ¿Con restricciones a las actividades comunes a su edad? ¿Con apartamiento del núcleo familiar? ¿Una cultura no familiar? ¿Cuánto de recursos naturales tiene un deportista para afrontar el contexto del deporte con todas sus especificidades?

Las demandas de la persona son el tercer tipo de características personales que afectan al desarrollo. Su ocurrencia se debe a su capacidad para invitar o desalentar las reacciones de los entornos sociales de un grupo. Ejemplos en el deporte se encuentran en los tipos opuestos de personalidad de los deportistas: jugadores nerviosos contra jugadores felices, jugadores egoístas contra jugadores altruistas, o jugadores individuales contra jugadores orientados al grupo. Las demandas pueden interpretarse como un potencial que tiene la persona para recibir, o bien atención y afecto de las personas que forman parte de su contexto social o por el contrario, despertar en ellas sentimientos negativos.

CONTEXTO, segundo componente del modelo

Las variables ambientales son fundamentales en el proceso de entrenamiento de los deportistas para favorecer o dificultar el desarrollo de su potencial.

En relación con el medio ambiente o el contexto, el modelo bioecológico establece cuatro niveles: microsistema, mesosistema, exosistema y macrosistema, que deben analizarse no linealmente, sino en términos de sistemas, como las muñecas rusas, en los que uno se inserta dentro del otro (Figura 3).

Figura 3 – El Contexto en el Modelo Bioecológico

Figura 3 – El Contexto en el Modelo Bioecológico

En el interior se encuentra el sistema más inmediato para el individuo (en el caso del deporte, el lugar donde el deportista entrena), llamado microsistema. Los vínculos entre los diferentes microsistemas en los que participa activamente la persona (los diferentes lugares donde los jugadores participan en eventos deportivos, además del entorno doméstico y otros) se denominan mesosistema. Además del mesosistema, las relaciones también se extienden a contextos en los que la persona no participa directamente, como las entidades deportivas nacionales, consideradas como un sistema externo. Esta conexión se denomina exosistema. El nivel más remoto de todos los ambientes que influyen significativamente en la persona se llama macrosistema, que en relación con el deporte se caracteriza por las políticas y culturas que impregnan este deporte en diferentes países y también implican los valores culturales, sociales, políticos, ideológicos y económicos de la sociedad con el deporte, como los que se encuentran en los medios de comunicación, en inversión e incentivo del gobierno y del deporte privado. Todos estos aspectos configuran lo que se llama un mapa bioecológico (Figura 4).

Mapa bioecológico

Figura 4 – Mapa bioecológico

El microsistema tiene tres componentes importantes: actividades, relaciones interpersonales y roles (Figura 5). Las actividades realizadas por el deportista, como el entrenamiento y las competiciones, pueden clasificarse en dos tipos: molares y moleculares, siendo las primeras aquellas que tienen relevancia para el compromiso del deportista y le hacen persistir en su implicación. Fundamental para su desarrollo, es a través de las actividades molares en las que el deportista actúa en el medio ambiente, tratando con reglas, aprendiendo y mejorando el rendimiento. Pero esto no significa, que cualquier forma de comportamiento sea una actividad molar. Esta distinción se hace considerando que no todos los comportamientos son igualmente significativos o influyentes en el desarrollo. Para que una actividad se considere como molar, debe haber dos condiciones: a) una cierta persistencia temporal; y (b) un significado para las personas involucradas en el medio ambiente. Molecular, a su vez, son las características efímeras, sin el significado y la intención atribuido a la primera, por ejemplo, si un deportista no entiende la razón de un determinado tipo de entrenamiento y lo hace sin cualidad.

Las relaciones interpersonales indican el grado de relación entre el deportista y el entrenador y entre el deportista y los otros miembros del equipo. Para que las relaciones personales evolucionen, debe haber reciprocidad, equilibrio de poder y afectividad en esas relaciones. Su nivel más avanzado se caracteriza por mantener la relación incluso cuando una de las partes ya no está presente (por ejemplo: el deportista cambia de club, pero continúa relacionándose con su exentrenador).

En la ecología humana, la unidad básica de análisis es una díada, es decir, un sistema de dos personas, la estructura interpersonal más simple. Una relación se obtiene cada vez que una persona presta atención al comportamiento de otra persona, o participa con ella en alguna actividad. La existencia de una relación bidireccional establece las condiciones mínimas para la ocurrencia de una díada y dependiendo del tipo de relación establecida se clasifican como: (a) díada de observación; (b) díada de actividad conjunta; y (c) díada primaria.

Una díada de observación es aquella que requiere que se establezca el menor número de requisitos; es suficiente que uno de los individuos siga prestando atención a la actividad del otro y que se dé cuenta de que está siendo observado. Sin embargo, esta díada sólo entrará en vigor desde el momento en el que la persona centra su atención en emitir algún tipo de respuesta a su observador. A partir de una díada de observación, es posible establecer una díada de actividad conjunta que ocurre cada vez que dos participantes se perciben haciendo algo juntos, incluso si no están haciendo exactamente lo mismo.

El impacto que una díada de actividad conjunta ejerce en el desarrollo de un individuo depende principalmente de tres características: a) reciprocidad; (b) equilibrio de poder; y c) relación afectiva. Estas características, sin embargo, no son exclusivas de las díadas de acción conjunta, y también pueden estar presentes en otros tipos de díadas. El tema de la reciprocidad está relacionado con la forma en que los participantes de la díada interactúan entre sí. La interacción entre dos personas puede generar su propia fuerza motivacional, capaz de conducir a los sujetos a una mayor perseverancia en el compromiso progresivo en patrones más complejos de interacciones.

Esta fuerza motivacional, resultante de la reciprocidad entre los participantes de la díada, tiende a trasladarse a otras situaciones. Una persona puede transportar su rol, o el papel de la otra persona, a otro entorno en el futuro. Esta capacidad de permanecer de la fuerza motivacional demuestra el impacto que una díada de actividad conjunta puede tener en relación con el desarrollo de los sujetos involucrados en la actividad.

La idea de reciprocidad sugiere una igualdad de poder. Sin embargo, es posible que, en ciertos momentos, un sujeto sea más influyente que el otro en relación con la actividad en la que ambos están involucrados. Lo ideal es que el dominio no siempre se quede con el mismo sujeto, y hay, entonces, un equilibrio de poder.

Por otro lado, los roles deben superar las expectativas que la sociedad, el equipo o el entrenador tienen sobre el deportista que realiza una determinada función social. Por otra parte, este componente también debe incorporar las propias expectativas del deportista en cuanto a lo que espera que otros esperen de él. Esto también se aplica al rol de entrenador.

elementos del microsistema sc

Figura 5 – Elementos del Microsistema

PROCESO, tercer componente del modelo

Entre los cuatro elementos que componen el Modelo Bioecológico, y necesitan ser entendidos como la esencia del modelo, se encuentran los procesos proximales del desarrollo. Estos procesos son formas particulares de interacción que ocurren entre la persona y el medio ambiente y operan durante un período de tiempo.

Para una mejor comprensión de lo que son los procesos proximales, podemos señalar las características de la práctica del deporte: (a) para desarrollarse  la persona  ésta debe participar en una actividad que puede ser identificada tanto como una práctica recreativa simple o como un entrenamiento de alto rendimiento; (b) para ser eficaz, la actividad debe tener lugar regularmente durante un período regular de tiempo, lo que explica que las prácticas deportivas eventuales no tienen un impacto en el aprendizaje de esta modalidad; (c) una actividad, para ser eficaz, debe tener lugar durante un período de tiempo suficiente para volverse más compleja, ya que la mera repetición no funciona, lo que justifica que la formación deportiva sea un proceso sistemático y duradero; (d) los procesos proximales efectivos no son unidireccionales, teniendo influencia en ambas direcciones. En los casos de interacciones interpersonales, esto significa que siempre hay cierto grado de reciprocidad, es decir, el éxito en el deporte depende tanto de las disposiciones y recursos de los jugadores como de los del entrenador; (e) los procesos proximales no se limitan a las interacciones con las personas, sino que también pueden implicar interacciones con símbolos y objetos que, en últimas instancias, deben ser de un tipo que solicite atención, exploración, manipulación, elaboración e imaginación. En los deportes esto puede ser percibido por la elección de uniformes, características de la cancha y / o el gimnasio donde se lleva a cabo la práctica deportiva.

Además de colocar los procesos proximales como punto central (Figura 6), existe la preocupación de identificar el entrelazamiento entre las cuatro fuentes de fuerzas dinámicas del contexto y de las tres características de la persona que influyen en la forma, el poder, el contenido y la dirección de estos procesos proximales.

Procesos proximales

Figura 6 – Procesos proximales

TIEMPO, cuarto componente del modelo

La comprensión del tiempo va más allá de la noción de que simplemente está asociado con el aspecto cronológico. El tiempo tiene la dimensión de ordenar a los individuos de acuerdo con su edad biológica, pero también identifica y ordena los acontecimientos en su secuencia histórica y los contextos en los que el deportista participa. El tiempo tiene tres niveles sucesivos en los que se producen procesos proximales, el microtiempo, el mesotiempo y el macrotiempo que representan la periodicidad en la que se producen determinados episodios. Se representa a través de intervalos de tiempo extendidos, como horas, días y semanas. Se pueden observar ejemplos de tiempo en estudios que investigaron el efecto de la estabilidad y el cambio en el desarrollo, ya sea en una categoría infantil o juvenil, del deporte de rendimiento, o para la retirada del deporte o en otros períodos de la vida deportiva.  Podemos observar los intervalos de tiempo en los que se producen cambios de entrenadores, equipos, directivos, así como el cambio de ciudad, patrocinador, etc.

Algunas CONSIDERACIONES IMPORTANTES

El objetivo elegido para este artículo fue proponer la Teoría Bioecológica del Desarrollo Humano como paradigma para guiar no solo algunas investigaciones de psicología del deporte en el área del deporte, sino también para guiar el trabajo aplicado de los psicólogos deportivos. El enfoque sistémico de la teoría integra cuatro elementos que forman parte del fenómeno de la práctica deportiva y, por lo tanto, permiten la investigación del fenómeno en su conjunto.

Tanto para un objetivo como para otro recomendamos que se defina la cuestión a investigar o el trabajo a realizar a partir de este proceso de relación entre los cuatro elementos. Aunque los estudios para investigar el perfil de deportistas y entrenadores son importantes, sólo muestran un retrato microtemporal, que refleja las características de los mismos en el momento en que se recopilaron los datos. Partiendo de los procesos de interacción sería posible interpretar estos perfiles a través de los recursos, disposiciones y demandas de los investigados, variables que se consideran como atributos personales que pueden transformarse con el tiempo y que se convierten en aspectos importantes a estudiar y desarrollar.

Además de esta asociación de atributos personales con las dimensiones del tiempo, una perspectiva bioecológica debe incluir los contextos en los que participan deportistas, entrenadores, familiares y directivos, tanto directa como indirectamente. Al incluir los parámetros del contexto en el diseño de la investigación o en el trabajo aplicado, el psicólogo del deporte puede evaluar tanto las variables presentes en un micro, meso y exosistema como las que caracterizan el macrosistema y que influyen y están influenciadas por todos los sistemas y, por lo tanto, impactan a todos.

Debido a que siempre se analizan como colectivos, incluso los deportes individuales, en función de las díadas de relación, el deporte no depende sólo del esfuerzo y de la habilidad individual de un deportista. Cualquier modelo de investigación o trabajo aplicado que descuide este hecho corre el riesgo de hacer interpretaciones erróneas sobre las situaciones. Un ejemplo muy claro de esto es cuando se busca evaluar el rendimiento de un jugador por el número de errores o golpes cometidos o la evaluación del entrenador por los resultados obtenidos por sus deportistas ya que este análisis no incluye la dinámica del deporte y las interacciones de factores que pueden haber contribuido al éxito o fracaso de un comportamiento dado, el rendimiento individual es una información incompleta de la participación efectiva de uno u otro miembro de una equipo en cualquier momento del deporte o tipo de deporte.

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Este artículo fue publicado originalmente en diciembre de 2020

Regina Brandao

Regina Brandao

Psicóloga, doctorada en Ciencias del Deporte y Pos-doctorado en Psicología del Deporte. Actualmente es profesora del Programa de Maestría y Doctorado en Cultura Física de la Universidad São Judas Tadeu en Sao Paulo, Brasil. Presidente de la Asociación Brasileña de Estudios en Psicología del Deporte y del Ejercicio (ABEPEEx) Vice-presidente de la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte (SIPD). Miembro de la Academia Paralímpica Brasileira Miembro de la Academia Brasileira de Entrenadores del Comité Olímpico Brasileño. Trabaja con muchos deportistas olímpicos y paralímpicos, además de la Selección Brasileña de Fútbol en 2002 y 2014 y tres equipos que compitieron en el Mundial de Fútbol de 2006, Brasil, Portugal y Arabia Saudita.